Fueron pioneras con su activismo y contribuyeron a construir una sociedad igualitaria en Maruri-Jatabe en unos tiempos convulsos. Las siete mujeres que constituyeron la primera Emakume Abertzale Batza de la localidad, hace casi 90 años, reclamaron el lugar que les correspondía en la sociedad y en la política. A pesar de los obstáculos que encontraron, su coraje y compromiso dejaron una profunda huella en el camino hacia la igualdad. Por este motivo, este pasado viernes la localidad jatabetarra brindó un sentido homenaje a las siete mujeres fundadoras en el marco de los actos del 8-M, Día Internacional de la Mujer. De recuperar su identidad para poder poner en valor su legado se ha encargado Plácido Ugarte, jatabetarra aficionado a la historia, quien hace un lustro comenzó una profunda investigación a través de la cual descubrió cómo las vecinas de Maruri-Jatabe aprovecharon los nuevos aires reformistas de la República para visibilizar su papel tanto político como social. “En Maruri-Jatabe, además de las mujeres nacionalistas, también el pensamiento republicano atrajo a sus filas a parte de la población femenina, pese a que sus dos partidos presentes en el municipio, Partido Republicano Radical y Acción Republicana, tenían una escasa fuerza electoral, entre un 10 y un 15% en sus mejores momentos. También las mujeres tradicionalistas tendrían protagonismo a través de las Margaritas o la Acción Católica de la Mujer”, relató.

Pero, sin duda, la principal agrupación de la mujer en la localidad estuvo representada por Emakume Abertzale Batza, nacida en la segunda oleada de creaciones de EABs, ya dentro del periodo republicano, en 1931. Y es que los primeros movimientos, que fueron fundados en 1922, fueron prohibidos apenas un año después con la dictadura de Primo de Rivera.

Según destacó Ugarte, para las mujeres de EAB, el nacimiento de esta asociación supuso dar un paso adelante dentro de las funciones que el nacionalismo vasco había asignado a la mujer. “No olvidemos que el PNV de principios del siglo XX era un partido de corte conservador y abogaba por unos valores en los que la mujer en la vida pública estaba vinculada a labores de índole caritativo como eran el Ropero Vasco o la Junta Nacionalista Vasca”, apuntó.

En este sentido, en el mes de julio de 1932 se formalizó la primera junta directiva de EAB en Maruri-Jatabe compuesta por Demetria Fullaondo Ibarra (presidenta); Vicenta Orbegozo Arruza (vicepresidenta); Trinidad Lopategi Larrazabal (secretaria); Claudia Fullaondo Ibarra (vicesecretaria); Elisa Larrauri (tesorera) y Aurora Alzaga Sarria y Justa Renteria Urrutia (vocales).

Derecho a voto

Después de su fundación participaron en diversos actos organizados por el partido o por otras mujeres. Entre ellos destacan el homenaje a Esteban Urkiaga Lauxeta en Gatika o inauguraciones de otros EABs en Fruiz y Gatika. Igualmente, se involucraron profundamente en el grupo de teatro del batzoki, donde las mujeres tenían un nutrida representación, y realizaban actuaciones en el pueblo y en otras localidades. “No hay que olvidar que para Sabino Arana el teatro era un motor importante de propagación del pensamiento nacionalista”, expuso Ugarte. Sin embargo, donde tuvieron un mayor protagonismo fue en el plano político. En 1933 se celebraron elecciones municipales parciales, el plebiscito para la aprobación del estatuto vasco de autonomía y elecciones generales. “Su importancia era capital puesto que, por primera vez en la historia, las mujeres tenían derecho a voto”, agregó. Sin embargo, el 14 de junio de 1937, con la entrada de las tropas franquistas en Maruri-Jatabe, “las mujeres regresaron al lugar al que los siglos anteriores tristemente les habían reservado”, lamentó.

Al emotivo acto celebrado en Maruri-Jatabe acudieron familiares de las siete emakumes, así como el lehendakari, Iñigo Urkullu, y diversos representantes institucionales. En primer lugar tomó la palabra el candidato jeltzale a la Alcaldía de Maruri-Jatabe, Erlantz Urresti, quien señaló que “las mujeres de Emakume Abertzale Batza hace casi 90 años ya hablaban de las principales reivindicaciones del 8 de marzo y son un gran ejemplo para los hombres y mujeres de hoy en día, especialmente, para las generaciones futuras”.

Posteriormente intervino la presidenta del Bizkai Buru Batzar, Itxaso Atutxa, quien agradeció la labor investigadora para poner “nombre y apellido” a todas esas mujeres pioneras y recordó que otras muchas, de diversos ámbitos, “pasaron desapercibidas en la vida porque simplemente nadie recogió sus nombres, pero existieron y ahora están saliendo a la luz”.

A este respecto, quienes mejor conocieron a este grupo de mujeres comprometidas fueron sus familiares más cercanos. En este sentido, Marisa Olarra, sobrina de Elisa Larrauri, recordó que su tía fue la número uno de su promoción en matemáticas en la escuela por lo que no le extraña que ostentase el cargo de tesorera del EAB. Igualmente, apuntó que posteriormente ingresó en la Orden de los Carmelitas Descalzos y pasó el resto de su vida, hasta su fallecimiento en 2009 con 99 años, “cuidando a personas enfermas en hospitales mentales”. Asimismo, explicó que era una persona “muy sensata y cumplidora con su trabajo, casi la tuvieron que obligar a jubilarse”, rememoró.

Del mismo modo, Mariví Fullaondo recordó cómo eran sus tía-abuelas Demetria y Claudia Fullaondo. “Fueron dos mujeres muy comprometidas con la política. Demetria trabajó en el caserío y se quedó viuda muy joven. Tenía muchísimo carácter. Claudia era soltera y como vivían juntas, también se incorporó al EAB. Mi aita siempre me decía que era una mujer muy valiente y echada para adelante”, relató. Visiblemente emocionada se mostró Begoña Imaz, familiar de Justa Renteria, al recoger el ramo de flores que recibieron cada uno de los familiares y que, tras el acto, llevó hasta el camposanto donde descansan sus restos. “Mi suegra era muy buena persona, implicada socialmente y trabajó mucho en el caserío”, concluyó.