Tras años de búsqueda y lucha para su localización, identificación y exhumación, los restos de Pedro Asua Zubiaur descansarán, por fin, en su localidad natal, Galdakao. Como tantos otros jóvenes de su generación, al inicio de la Guerra Civil se alistó como voluntario y recaló en el batallón Zabalbide, de la Izquierda Republicana. Sin embargo, en junio de 1937, tras la caída de Bilbao, fue hecho prisionero y destinado al batallón de Trabajadores nº15 de la 4ª compañía, en el parque de bomberos de Jaca y tras un juicio celebrado la tarde del 6 de febrero de 1938, resultó condenado a muerte por un tribunal militar y fue fusilado a la mañana siguiente. Tenía solo 21 años y todos los indicios apuntaban, desde hace tiempo, a que su cuerpo fue depositado, sin nombre, en una fosa común existente en una de las esquinas del antiguo cementerio de Jaca.

Su familia supo de su fallecimiento, pero apenas disponía de más información hasta que en 2005, su sobrino nieto, Josu Larrea, descubrió que su tío abuelo “se fue voluntario al frente y que había sido fusilado en Jaca”, explicó en su día. Y, nada más saberlo, se puso en contacto con el forense Paco Etxebarria y comenzó a investigar. Desde entonces no ha descansado y gracias a su tenacidad ha sido posible saber con exactitud dónde se encuentran los restos mortales de Pedro Asua y, finalmente, la deseada exhumación de su cuerpo tuvo lugar el sábado con la presencia, durante las labores, del alcalde de Galdakao, Iñigo Hernando, miembros de la corporación municipal de Jaca y personal técnico del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos-Gogora. Previamente, durante los días 13 y 14 de octubre del pasado año, la Sociedad de Ciencias Aranzadi realizó labores previas de prospección sobre el terreno para poder acometer con garantías y seguridad estas tareas. Tras confirmarse que los restos corresponden a Pedro Asua, la sociedad Aranzadi los pondrá a disposición de su familia en un acto público que tendrá lugar el domingo 19 de marzo, a mediodía, junto al cementerio de Elexalde en Galdakao.

Indicios de su hallazgo

Gracias a los trabajos realizados conjuntamente por la sociedad de ciencias Aranzadi, el Ayuntamiento de Galdakao y el sobrino nieto, existían indicios claros de que se han habían hallado los restos humanos del galdakoztarra en una fosa común, en Jaca. La búsqueda in situ de sus restos en el camposanto de la localidad oscense se llevó a cabo a mediados de octubre, con el pertinente permiso del alcalde de Jaca y también del gobierno de Aragón. Un equipo de Aranzadi trabajó varios días allí bajo la dirección de Lourdes Herrasti y con la presencia allí de familiares de Asua, el alcalde de Galdakao, Iñigo Hernando, el historiador Ander Aperribai y varios miembros del Círculo Republicano de Jaca, tanto ayudando en las excavaciones como facilitando todo tipo de información. El primer edil de Jaca, Juan Manuel Ramón, también acudió a ver la evolución de las labores así como Ruth Cancelo, en representación del Instituto Gogora.

A la exhumación, acudió el alcalde de Galdakao y representantes del Instituto Gogora.

Finalmente, llegó la noticia del hallazgo de restos que, según todas las hipótesis, pertenecían a Asua. En concreto, y siguiendo el libro de registro del cementerio, en un segundo intento se logró encontrar el emplazamiento exacto con restos óseos que podrían corresponder con el vecino galdakoztarra. Tal y como señalaba el libro de enterramientos, en una esquina reposaba el cuerpo de un joven menor de 25 años, enterrado sólo. “Para comprobar el cumplimiento de las referencias y teorías elaboradas, se buscó si había más restos en la fosa común y su orden, y, tal y como indica el libro del cementerio, estaban los restos de otro joven varón, seguido de otros dos. Estos dos últimos permanecían uno sobre otro, señal de que habían sido arrojados”, explicaron entonces fuentes del Consistorio de Galdakao.

En Jaca hay 400 personas enterradas en fosas comunes.

Para poder ratificar fehacientemente la identidad de ese cuerpo, Aranzadi recogió una muestra y comparar su ADN con su familiar más cercano: su sobrina Begoña Larrea. El resultado ha sido positivo y por expreso deseo de sus familiares los restos de Pedro Asúa descansarán en paz en una zona diferenciada del camposanto de Galdakao para, así, cerrar poéticamente el círculo de la historia del joven, puesto que los terrenos del cementerio de Elexalde pertenecían a la familia de Asua y significaría volver a las tierras que, siendo Pedro hijo único, hubiera heredado. Es de destacar, también, que Jaca tiene más de 400 personas enterradas en fosas comunes y el de Pedro Asua ha sido el primer caso de exhumación.

Los datos

Pedro Asua. Al inicio de la Guerra Civil se alistó como voluntario y recaló en el batallón Zabalbide, de la Izquierda Republicana. En junio de 1937, tras la caída de Bilbao, fue hecho prisionero y destinado al batallón de Trabajadores nº15 de la 4ª compañía, en el parque de bomberos de Jaca y tras un juicio celebrado la tarde del 6 de febrero de 1938, resultó condenado a muerte por un tribunal militar y fue fusilado a la mañana siguiente.

Hallazgo. Su sobrino nieto Josu Larrea descubrió en 2005 que había sido fusilado en Jaca. Se puso en contacto con Paco Etxebarria para intentar recuperar los restos mortales de Pedro Asua, que el 19 de marzo descansarán en Galdakao.