Las devastadoras imágenes que llegan desde Turquía y Siria a raíz del terremoto ocurrido hace ya una semana estremecen especialmente a personas como Amando Herrera. “Me importa tanto lo que le ocurre a mi familia como lo que ocurre en otro punto del planeta que pueda estar en conflicto. Al fin y al cabo todos somos personas”, asegura este bilbaino prejubilado de 61 años. Hace ya tres años que se decidió a firmar un testamento solidario a favor de Médicos Sin Fronteras, en coherencia con su filosofía. “Al que tiene siempre le viene más. Y al que no tiene, al revés. Aporto mi pequeño grano para equilibrar la balanza”, expone Amando Herrera.

Su relación con las entidades sin ánimo de lucro se remonta muchos años atrás. “Siempre he tenido vocación de querer ayudar. Primero estuve en Ayuda en Acción, donde apadriné a dos niños”, explica este prejubilado, que posteriormente comenzó a colaborar con Médicos Sin Fronteras. “Puntualmente me enviaban una carta en la que ofrecían la alternativa de hacer un testamento solidario. Nunca me han llamado ellos. Es algo que valoré por mi cuenta y lo hice hace tres años. Después, lo comuniqué a la ONG”, revela Herrera, quien considera que Médicos Sin Fronteras es una de las organizaciones más independientes. “Necesito que en una ONG haya transparencia. Es muchas veces lo que echa atrás a la gente. A veces se usa como disculpa y, otras veces, tristemente, es la realidad”, argumenta Herrera, quien señala que, además, uno de sus sobrinos –que trabaja como reportero gráfico y actualmente está en Ucrania– también le recomendó Médicos Sin Fronteras.

Cambio social

Este prejubilado, que ha trabajado prácticamente toda su vida en un hotel, es consciente de que lo habitual, aunque uno esté soltero y no tenga hijos, es dejar la herencia a la familia. Sin embargo, alega que su entorno está bien posicionado. “Quiero que mi dinero vaya a alguien que realmente lo necesita, a alguien que esté en una situación extrema”, justifica este colaborador habitual de Médicos Sin Fronteras, quien considera que ha tenido la “gran suerte” de nacer donde ha nacido.

“Creo que el cambio de la sociedad es individual. Cuando apelamos a los de arriba, hay que mirar también lo que hacemos abajo. Hablamos de los políticos pero en las reuniones de comunidad no somos mejores”. Así es como piensa Herrera, quien ha hablado de todo esto con su madre, pero apenas lo ha compartido más allá. “No quiero hacer honores de nada. El tema del testamento no lo he comunicado, es una decisión personal y son mis bienes. Considero que lo tengo que distribuir como lo siento”, explica Amando Herrera, quien ha accedido a relatar su experiencia con la idea de que más personas valoren hacer un testamento solidario como una opción plausible.

“La parte más importante se la dejo a Médicos Sin Fronteras y la otra, a una amistad a la que he estado ayudando en otras ocasiones. Y la perspectiva que tiene a futuro veo que no es buena”, revela este bilbaino, quien indica que en su entorno más próximo hay solvencia. “Analicé incluso lo que mis hermanos dejarán a mis sobrinos. Tomé la decisión no por cómo viven ahora, sino por cómo vivirán cuando reciban esas herencias, que espero que sea dentro de mucho. Si tuviera algún hermano que vive con lo justo y a mis sobrinos no les quedara nada, la situación sería diferente”, declara Amando Herrera.