Un año más, la ONG Río de Oro pone en marcha la recogida de alimentos para la caravana solidaria 2023. Se trata de la consolidada iniciativa que permite enviar los productos de primera necesidad a los campamentos de refugiados de Tinduf. En esta ocasión, por motivos logísticos la entidad se ha visto obligada a enviar un camión de menores dimensiones que otros años (8 toneladas de ayuda humanitaria), por lo que han decidido cargarlo únicamente con productos de alto valor nutricional. “La inflación y la guerra con Marruecos hacen imposible que muchas familias puedan comprar ciertos productos necesarios para una correcta alimentación. Por lo que después de contrastarlo con responsables del Programa Mundial de Alimentos y la Cruz Roja, hemos decidido plantear la recogida de los siguientes productos: latas de atún, legumbres, aceite de oliva, latas de sardinas y compresas”, animaron desde Río de Oro.

Esta propuesta ha vuelto a llegar a los centros escolares de Durango, que se están volcando. También se dará la posibilidad de dejar la comida tanto en el Eroski del casco viejo de Durango como en el del barrio Aramotz. Asimismo, se ha puesto en marcha una campaña de recogida de fondos Bizum o transferencia bancaria (ES90 3035 0129 11 1290034483, Laboral Kutxa) que se destinará íntegramente a la compra de alimentos.

La apertura de la iniciativa a la colaboración a través de Bizum se realizarán con diferentes cuantías económicas. Así, 4 euros equivalen a tres latas de atún y un kilo de legumbres, 8 euros son tres latas de atún, un kilo de legumbres y un litro de aceite mientras que 12 euros se convierten en tres latas de atún, un kilo de legumbres, un pack de compresas, un litro de aceite y dos latas de sardinas. Los interesados en esta alternativa deben entrar en Bizum, clicar en hacer donativo y meter el código 01955.

Integrantes de la ONG durangarra en una de las visitas.

La campaña se desarrollará hasta el próximo viernes para que la ONG tenga tiempo de clasificar y comprar los productos. “La respuesta de la ciudadanía de Durangaldea siempre ha sido mejor de lo que preveíamos muchas veces; incluso con las complicaciones que trajo el covid-19, lo hemos podido llevar a cabo sin problemas”, valoró Mikel del Arco, responsable de la ONG.

El pasado año la caravana solidaria de Durangaldea partió con 25.600 kilos de ayuda para el pueblo saharaui y también se recaudaron 35.391 euros. La ONG hace hincapié en el significado de ese kilogramo de arroz o legumbres que se dona. “Es algo más que un kilo, también es un kilo de esperanza, de solidaridad, de hermanamiento, de fuerza; para el pueblo saharaui; un pueblo que lleva refugiado más de 45 años y que además su situación ha sido agravada por la guerra desatada con Marruecos, la crisis sanitaria y la inflación”, explicó Mikel del Arco.

Tras recuperarlo el pasado verano después de la pandemia, Río de Oro volverá a poner en marcha también su campamento dirigido a niños saharauis con diversidad funcional física, psíquica o sensorial. Situado en Izurtza, menores con edades comprendidas entre los 6 y los 12 años que residen en los campamentos de refugiados de Tinduf pasarán el verano en el campamento. Para ello, la organización hará un llamamiento en mayo para los monitores interesados en participar. Previamente también buscarán interesados en participar en el programa Vacaciones en Paz con el propósito de que los niños saharauis puedan disfrutar del verano en casas de familias de Durangaldea.

Nuevo proyecto

Desde el pasado año, la ONG ha puesto una nueva iniciativa en Ermua. Bajo el nombre Edaal Etxea, se trata de un piso de acogida al que llegan niños saharauis acompañados de sus madres para recibir tratamientos médicos. “Es un proyecto que está los 365 días del año. Los niños vienen, se les opera y cuando se recuperan vuelven al Sahara; dos ya han sido intervenidos de corazón y todo marcha muy bien”, detalló Mikel del Arco quien apuntó que “Edaal significa sombra en hassanía. Queremos darle significado de sombra como concepto de esos nómadas saharauis que paraban en la sombra para descansar, coger fuerzas y seguir su difícil camino en el desierto. Se trata de una metáfora de esos saharauis enfermos con necesidades medicas que vienen para recuperarse y vuelven a los campamentos.