“¿A quién no le ha ocurrido que llega a casa con un mueble nuevo y no le cabe en el hueco? Esas cosas pasan”. La plataforma en defensa del ferrocarril Santander-Bilbao, que circula por Artzentales y Karrantza, tira de ironía ante la polémica suscitada por los trenes demasiado grandes para los túneles del trazado que debían cubrir. “¿Acaso alguien esperaba más de Renfe? Este episodio es solo uno más en su forma de gestionar las líneas que no le interesan”, lamentan. Lo dicen por experiencia propia con otro episodio parecido, entonces con la catenaria. Con incidencias que se repiten en los viajes, reiteran su “llamamiento a los partidos políticos de Euskadi y Cantabria para que, una vez más, sean nuestra voz y reclamen los derechos que no se están respetando; necesitamos un tren digno y confiable”.

A raíz de los acontecimientos de los últimos días, en las localidades de Enkarterri y la comunidad autónoma vecina por las que transita la línea se han retrotraído a 2012, cuando “comenzaron a instalar la catenaria, pero no se dieron cuenta de que, si la ponían dentro del túnel, el tren no entraba... ¿os suena de algo?”

Así que “no es la primera vez que sucede, pero, a la vista de las repercusiones, tampoco creemos que vaya a ser la última”, aseguran, indignados por que “nos hagan dar vueltas sin sentido, que jueguen con nuestro tiempo y nuestras vidas”.

En diciembre de 2021 representantes de la plataforma se reunieron “con los responsables de Bilbao y Santander y el de la zona norte de Renfe; a modo de excusa por la falta de trenes se nos comunicó que estaban revisando los actuales, en palabras textuales peor que malos y que habían comprado más, pero no notaríamos la mejora en al menos dos o tres años” y que, aunque tomaban nota de las incidencias –apuntan que, sin ir más lejos, el lunes hubo pasajeros que tardaron cuatro horas en llegar a sus casas en un trayecto en el que el viaje debería haber durado una–, “esas cosas van lentas”. “Cual fue nuestra sorpresa cuando leemos en prensa que en esa reunión, Renfe ya sabía que esos plazos inaceptables no se iban a cumplir y, sin embargo, nunca pasa nada”, protestan.

Nacidos durante la pandemia para exigir mejoras en el transporte ferroviario y la recuperación de las frecuencias suprimidas entonces –que ya se han recuperado–, los integrantes de la plataforma han promovido mociones en los ayuntamientos afectados, han llevado la situación de los trenes al Congreso y se han manifestado en Bilbao y Santander. Pese a todo, no tenemos voz suficiente para reclamar que se respeten nuestros derechos porque ¿de qué sirve un tren gratuito si no podemos hacer uso de él?”. Los imprevistos “se repiten continuamente”, insisten.

“Hartazgo” de los comités

A sus reivindicaciones se une la denuncia en forma de carta pidiendo disculpas a los viajeros firmada por los comités de empresa de Renfe y Adif en Bizkaia. Trasladan a los usuarios de las líneas Bilbao-Balmaseda y la que recorre el tramo entre Bilbao y Karrantza su “hartazgo con la política de inversiones y mantenimiento junto a las decisiones que, en materia de normativa y seguridad, se están tomando por parte de los máximos responsables de Renfe, Adif y la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria”.

“Retrasos, supresiones, transbordos, etc.” en el servicio diario se deben a “material escaso para las necesidades de producción, con mucha antigüedad y poca fiabilidad, falta de personal, falta de inversiones y la puesta en funcionamiento del sistema ASFA digital en una línea no preparada para ello ha supuesto reducciones de velocidad y aumento de las marchas ocasionando una clara pérdida de competitividad”, censuran.