El parque del crucero de Muskiz es desde ayer miércoles una ventana feminista en la que la ciudadanía puede asomarse desde una visión artística, en forma de mural tejido a modo de pachtwork, al papel activo que históricamente ha jugado la mujer en el desarrollo de una sociedad cada vez más igualitaria. La afroamericana Rosa Parks, cuya negativa a ceder su asiento del autobús a un pasajero blanco acabó con la abolición en 1955 de la segregación en los transportes públicos estadounidenses; la Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Menchú, activista por los derechos de la mujer y las comunidades aborígenes de Latinoamérica; la corresponsal de guerra Marie Colvin, reconocida por su búsqueda de cualquier forma de apoyar con sus crónicas a la población civil dentro de esos escenarios bélicos; y Dolores Ibarruri Pasionaria, luchadora incansable por los derechos de los trabajadores componen este mural que se enmarca dentro de Emakumeak, congreso internacional sobre feminismo e igualdad, impulsado por la Diputación Foral de Bizkaia, que se celebrará este mes en el Palacio Euskalduna de Bilbao.

Reflexión

Aitziber Ibarguen ha sido la artista encargada de realizar este mural ubicado en el parque de El Crucero. Esta artista plástica, pintora y muralista vizcaina comenzó el pasado 18 de diciembre a crear este mural que pretende, al igual que el resto de sus trabajos, ser una herramienta para trabajar, reflexionar y reivindicar la igualdad. “Son solo cuatro de las muchas mujeres que han destacado por sus aportaciones en diferentes ámbitos, por su activismo, y por ser referentes que hay que visibilizar, uno de los objetivos de este trabajo”, explicó. La artista detalló que en el centro del mural se encuentra, además, una silueta hueca “que representa a cualquier mujer, y que simboliza el espacio que pueden y deben ocupar, con sus historias, luchas, para ser también protagonistas, visibles, junto a estas referentes”.

Esta obra es un trabajo realizado por capas, con presencia de símbolos feministas, así como un cosido que une la imagen de cada una de estas mujeres entre sí, dando relevancia al trabajo colectivo, a la sororidad y a la labor del tejido social que se realiza entre todas. Otro de los aspectos que no pasa desapercibido es “la mirada”, en forma de siluetas que rematan el mural, “tan protagonista como estas mujeres, que habla de las máscaras que se han utilizado y que se siguen utilizando para moverse y vivir en esta sociedad actual, aún tan desigual”, postula Ibarguen. El mural “pretende ser una pieza decorativa que sirva para trabajar la igualdad. El muralismo como herramienta social”, finaliza.