El Rastrillo Infantil Solidario es uno de los eventos más característicos de la Navidad barakaldarra, ya que lleva veinte años mostrando la cara más solidaria de la comunidad educativa de la localidad fabril. Ayer, tras dos años de ausencia por la pandemia, la Herriko Plaza volvió a convertirse en un gigantesco mercadillo de juguetes y toda una prueba del espíritu más solidario de los más txikis del municipio barakaldarra. En total, más de medio millar de escolares de Barakaldo de 19 centros educativos del municipio dieron vida a esta cita que ha servido para recaudar fondos en favor de la asociación Alcer Bizkaia.

Peluches, bicicletas, juegos de mesa, coches teledirigidos, carricoches, muñecos... La variedad de productos que se pudo adquirir en la presente edición del Rastrillo Infantil Solidario fue amplísima y, el ambiente, inmejorable. “Lo que se está viendo en la Herriko Plaza muestra lo que verdaderamente es Barakaldo; una ciudad muy solidaria e implicada con los demás. Da gusto ver todo lo que está generando este Rastrillo Infantil Solidario, tras esta actividad hay una gran labor de los niños y niñas y los integrantes de las Ampas”, declaró Amaia del Campo, alcaldesa de Barakaldo. Y es que han estado semanas recopilando los juguetes y clasificándolos para que todo estuviese listo para la importante jornada de ayer. En todos y cada uno de los puestos se podía ver la ilusión reflejada en el rostro de los niños y niñas voluntarios que vendían los juguetes y, también en los mayores, miembros de las Ampas de los centros educativos, que no dudaron en echar un cable, arrimar el hombro y donar su tiempo a esta iniciativa tan entrañable. Ejemplo de ello era Sonia Manso, miembro del Ampa del colegio Juan Ramón Jiménez. “Había ganas de que llegase este día porque llevábamos semanas preparando todo. Nuestro colegio es un centro pequeño en el que no hay demasiados niños y niñas, pero los juguetes que hemos ido recopilando se están vendiendo a muy buen ritmo. La gente está viniendo, se está acercando a los puestos y está comprando”, indicó Manso.

Una de esas personase que se acercó hasta la Herriko Plaza fue Elena, lo hizo junto a su pareja Iker y, finalmente, se dejó seducir por uno de los juguetes que poblaban los puestos de este mercadillo. “Hemos venido a dar una vuelta, ver lo que había en los puestos y, al final, he decidido coger una bicicleta para mi hija. Los juguetes están a muy buen precio y, además, el hecho de saber que ese dinero se va a emplear en una causa solidaria pues me ha ayudado a decidirme a comprar esta bicicleta”, resumió Elena. Durante toda la jornada la Herriko Plaza contó con una gran afluencia de personas y hasta la Legión 501 de Star Wars visitó este Rastrillo Infantil Solidario. Ni siquiera Chewbacca faltó a su cita y todos ellos se convirtieron en uno de los grandes atractivos de la matinal de ayer. Niños y mayores se acercaban a ellos en busca de una foto de recuerdo de una jornada que se había echado mucho de menos en las dos últimas navidades.

Para enfermedades renales

Entre los puestos que se alzaron en la Herriko Plaza, uno de ellos no tenía como misión vender juguetes, sino, sobre todo, visibilizar las enfermedades renales. Ese puesto era el de Alcer Bizkaia, entidad a la que se destinarán todos los fondos recaudados en el rastrillo. “Es la primera vez que venimos a este evento como asociación y es muy bonito y emocionante contar con tanta gente implicada y a los niños y niñas volcarse como lo están haciendo”, señaló Karmele Cabrera, vicepresidenta de Alcer Bizkaia. Durante las últimas semana, Karmele y otros miembros de la asociación han acudido a los diversos centros educativos de la localidad para enseñar a los niños y niñas la dura realidad de las enfermedades renales. “Hemos estado durante todo el mes de noviembre informándoles de lo que significan las enfermedades renales. Ha resultado una experiencia muy enriquecedora “, indicó Cabrera. Actualmente, Alcer está desarrollando el proyecto Alcer Txiki para arropar a los niños y niñas que padecen este tipo de dolencias.

Así, ayer con la compra de juguetes en el Rastrillo Infantil Solidario, la ciudadanía fabril ayudó a los enfermos renales a tener más recursos y una mejor calidad de vida. Esa es la esencia de la solidaridad.