Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Estos versos de la conocida poesía de Antonio Machado se adaptan a la perfección a la filosofía de vida de Víctor Luis de Pedro. Natural del barrio de Arkotxa, del municipio de Zaratamo, pero galdakaoztarra de adopción, a sus 70 años lleva infinidad de kilómetros acumulados en sus piernas. La realidad es que siempre ha sido deportista. “Con 15 o 16 años, haces de todo. Si unos amigos se apuntaban a una carrera, pues ibas con ellos a esa prueba. Pero lo que más me gustaba era el fútbol y hasta los 24 años estuve jugando en el club de Galdakao”, recuerda.

Terminada esa etapa, surgió el vínculo con el club de montaña Ganguren, también de Galdakao. “Empecé a participar en las salidas dominicales al monte y ahí me entró el gusanillo y aprendí a desenvolverme en ese terreno”. Compartió esa nueva afición con su familia “y una vez que los hijos se hicieron mayores es cuando comencé, por mi cuenta, con otra clase de actividades”. Coincidió con la época “en la que se pudieron de moda las marchas de largo recorrido” y se convirtieron, entonces, en el nuevo reto para Víctor. Su primera gran prueba fue la Hiru Handiak que une los picos vascos de Gorbeia, Anboto y Aizkorri y que ha realizado ya en 11 ocasiones, a las que hay que sumar, solo a modo de ejemplo, la marcha de Las Tres Cruces (Hiru Kurutzetako) “que organiza mi club, el Ganguren MT, y que he llevado a cabo todas las ediciones en las que se ha celebrado” y, a modo de anécdota, menciona también la Maratón Alpina Medinesa. “Era el único que había participado en las 19 ediciones seguidas celebradas y justo la 20 edición no llegó a organizarse. Una pena. Tengo esa espinita clavada”.

La 360º Challenger ha sido su última gran prueba. V.L.P.

Maratones y ultras

Un punto de inflexión fue su participación, en 1992, en la Marcha de las XIV horas de Tolosa. “Yo tenía 40 años y acabé reventado, pero participantes de mayor edad terminaron mucho mejor que yo. Ahí me di cuenta de que me tenía que preparar físicamente para coger fondo”, explica. Y ni corto ni perezoso, Víctor empezó a hacer footing y, después, a disputar carreras populares y clásicas como la Herri Krosa de Bilbao, o la de Santurce a Bilbao. “Correr engancha y, poco a poco, salté a la Behobia-San Sebastián y de ahí pasé al maratón”. El galdakaoztarra calcula haber participado en más de 80 carreras de larga distancia sobre asfalto por toda la península, una pasión que, además, ha sabido compatibilizar con su mujer. “Mientras yo corría, ella se dedicaba a hacer turismo, pero siempre estaba en meta para verme llegar”.

En 1995 comenzó a celebrarse la Galarleiz, una competición de montaña entre San Pelayo, en Burgos, y Balmaseda que incluía tres modalidades: carrera, bicicleta y marcha. “Participaban más de mil personas y yo lo hice, de manera consecutiva, desde 1996 a 2013”. Al igual que con el footing, “las carreras de montaña también enganchan y de una de 40 kilómetros pasas a otra de 60, y luego a una de 80 kilómetros...”. Y, paso a paso, Víctor ha ido embarcándose en, cada vez, más exigentes aventuras como la Transgrancanaria Clasic “que finalice en 7 ocasiones y en otras dos ediciones fui eliminado por no superar los límites de corte” o la Transgrancanaria 360º, “ahora denominada 360º Challenge que he terminado en las 5 ediciones que ha participado”. De 272 kilómetros de recorrido y 14.000 metros de desnivel positivo, el galdakaoztarra pasó la meta en la última edición en 4 días, 9 horas y 43 minutos. Pero tuvo un susto, sobre todo para su mujer. “Cuando quedaban 15 kilómetros para la meta, me venció el sueño. Sin enterarme, me tumbé en el suelo y me quedé dormido. Y así estuve 2 horas. Llevamos una baliza y mi mujer veía que no avanzaba, pero no podía comunicarse conmigo porque también apagué el móvil, y se preocupó mucho. Así que me ha dicho: esta la última, Víctor”.

Prudente y cauto, como ha sido siempre, sabe que “lo importante es disfrutar y llegar”. Por eso, a partir de ahora, se centrará, sobre todo, en retos personales, individuales o acompañado como la “la GR 282 Artzaintza Naturbidea-Camino Natural Senda del Pastoreo que he hecho este verano junto a mi amigo Aitor Intxaurraga, una ruta de 500 kilómetros que pasa por ocho parques naturales”.