Un equipo se encarga de recoger los artículos que se quieran donar y revisarlos. Si son aptos se les hace una puesta a punto y se higienizan. Los préstamos se realizan tras la prescripción y con el asesoramiento de una terapeuta ocupacional, ha expresado José Manuel Blasco, coordinador BAT Municipal. La ayuda técnica es entonces entregada a la persona usuaria y, si es necesario, se deja instalada en el propio domicilio. Durante su utilización se atiende a las incidencias y se realiza el mantenimiento necesario sin coste alguno. Y cuando la persona usuaria ya no lo necesita, lo devuelve y el BAT lo recoge de nuevo.

“Pretendemos darles muchas más vidas a las ayudas técnicas que están sin usar en muchas casas y en muchas entidades”, enfha enfatizado Blasco. El llamamiento del Banco de Ayudas Técnicas a quienes tengan este tipo de artículos y no los necesiten es donarlos para hacer préstamos a personas en situación de dependencia o con dificultades de movilidad; pero es también una oportunidad para adentrarse en el modelo de economía circular.

El servicio busca responsabilizar a la persona usuaria o cuidadora en el cuidado del aparato que se le presta. Y, para ello, establece una fianza de 50 euros en camas articuladas y grúas elevadoras, 20 en sillas de ruedas y 10 en el resto de piezas que se devuelve a la persona usuaria o a sus familiares a la conclusión del servicio. Y, además, una cuota al mes de 10 euros para camas con carro elevador y grúas domiciliarias, y de cuatro para una silla de ruedas, por ejemplo. “Un alquiler simbólico para evitar la gratuidad total que hace que el mundo se valore tan poco”, han apostillado Blasco e Inés Venero.