EN una jornada llena de recuerdos en la capilla del cementerio de Derio, las notas al piano rompían con sutileza ese silencio de respeto con el que se debe caminar entre panteones y nichos. A las 13.00 horas daba comienzo la quinta edición del concierto lírico, que este año corría a cargo del grupo musical Bilbao Bel Canto, compuesto por Anastasia Chernyavskaya (al piano), por la soprano, Patricia Sesar, el tenor Martín Barcelona, Zuriñe de Diego (violín) y Miren de Diego (viola). Estos músicos y músicas bilbaíinas de reconocida trayectoria interpretaron 13 obras de Webber, Händel, Kall Jenkins, Franck, Mozart, Morricone, Vivaldi, Olaizola, y Verdi, entre otros. Dentro de los conciertos organizados en la capilla del cementerio de Bilbao, para el 20 de noviembre está prevista a las 12.00 horas la actuación de Suber Dúo, concierto de piano y saxofón de la mano de los músicos Adam Sugar y del saxo vizcaino Iñaki Bermudez.
Estos encuentros cuentan con una gran aceptación no solo por la calidad de los grupos, sino por el espacio “especial” en el que se desarrolla. Hay quien asegura que escuchar un concierto de buena música en un espacio como el cementerio de Bilbao ayuda a alimentar y a sanar el alma. “La música en general tiene ese don. Desde que se inauguró esta edición yo no me lo pierdo”, explicó Mariasun Abascal, amante de la música clásica y asidua al cementerio en el Día de Todos los Santos. Lo cierto es que el camposanto se ha convertido no solo en un espacio donde recordar a los seres queridos sino también un lugar donde se puede desarrollar diferentes actividades culturales y artísticas. Es un espacio urbano, un monumento, un museo al aire libre, un lugar de arte y de cultura. En el cementerio de Bilbao hay obras de arquitectura y esculturas que permiten conocer las etapas de esplendor de la historia de la ciudad y que se puede visitar en cualquier momento. En el último año se han programado una lista de eventos que han motivado a cientos de personas y que les ha llevado a conocer la riqueza artística que atesora el cementerio de Bilbao, como depositario que es de una parte importante del patrimonio cultural, histórico-artístico, paisajístico y funerario de la capital vizcaina. En sus largas calles descansan los restos de miembros de familias de la aristocracia bilbaina como los Ibarra, los Chavarri o los Olavarría; o familias relacionadas con la minería, o personajes como Pichichi, los niños del circo, Viuda de Epalza o Casilda Iturrizar. “Cada una de las personas que están en este cementerio son ilustres para nosotros. Es una ciudad y la debemos cuidar y mimar cada detalle no solo en respeto a los que ya están aquí sino para atraer a visitantes para que conozcan la riqueza que se asoman en cada uno de los rincones”, dijo el director gerente de Bilbao Zerbitzuak, José Antonio Fernández.
Actividades culturales como el homenaje a todos los padres celebrado en el mes de marzo; el I Concurso de Fotografía Cementerio de Bilbao, en abril; el acto de homenaje a todas las madres, en mayo; el I Concurso de Pintura Rápida al aire libre en junio; y la visita teatralizada por el Cementerio, en julio, que se han celebrado en colaboración con la Asociación Artística Vizcaina y de la Agrupación musical Bilbao. “La visita teatralizada fue todo un éxito. Mucha gente se quedó fuera porque hubo muchas peticiones”, concluyó la teniente alcalde, Yolanda Díez.
