Gamiz-Fika continúa avanzando en su hoja de ruta para recuperar el valor patrimonial de los vestigios del Cinturón de Hierro en la localidad, potenciar un itinerario divulgativo y llevar a cabo en el futuro recreaciones históricas como la que tuvo lugar el pasado mes de junio, en la que intervinieron un total de 115 voluntarios de quince grupos de recreación en una espectacular batalla de figuración.

El trabajo realizado ha sido muy minucioso.

Sin embargo, para poder recuperar y conservar la riqueza de este patrimonio en un área de gran trascendencia histórica, puesto que fue donde el 12 de junio de 1937 las tropas franquistas rompieron la línea del Cinturón de Hierro, en la zona de Gaztelumendi y Urrusti, entre Gamiz-Fika y Larrabetzu, hace falta primero llevar a cabo una labor de pico y pala. Una ardua tarea de la que se encarga desde 2018 Edestiaurre Arkeologia Elkartea, gracias al respaldo de Gogora, el Ayuntamiento de Gamiz-Fika y Orbela. La primera campaña tuvo lugar hace cuatro años en los asentamientos de Loba; la segunda en 2019 en Eperlanda I; la tercera en 2021 en Eperlanda II y la cuarta ha tenido lugar este pasado mes de agosto en el sector denominado GAMF 10. Este último es un asentamiento ubicado aproximadamente “a 300 metros de la localización de Eperlanda II, en dirección hacia Berreaga”, según apunta Iñaki Libano, presidente de Edestiaurre. Por sus características, el GAMF10 es un asentamiento “muy parecido a Eperlanda”, detalla, pero cuya principal riqueza es que, tras desbrozar y limpiar la intensa vegetación, han conseguido sacar a la luz una trinchera de 140 metros de extensión, además de una veintena de puestos de tirador individuales y tres abrigos pasivos, destinados a labores de almacenamiento. “Es un lugar excepcional”, destaca Libano, quien subraya que toda la trinchera conserva la mampostería y que además se encuentra en un punto estratégico, destinada a defender una vaguada en paralelo al asentamiento de Eperlanda.

En la excavación se ha encontrado gran material de munición.

En cuanto a la excavación arqueológica, el equipo de Edestiaurre, compuesto por una decena de voluntarios, ha llevado a cabo diferentes labores en la zona. “Hemos realizado, además de la excavación del asentamiento, un sondeo a unos 70 metros de ese punto en la trinchera donde hemos encontrado gran cantidad de munición de varios calibres, metralla, utensilios que reflejan los enfrentamientos en la zona en 1937”, detalla Libano.

La labor se debe de efectuar de forma muy cuidada.

En cambio, uno de los aspectos más llamativos de la campaña ha sido el hallazgo de tres granadas en el polvorín que tuvieron que ser desactivadas por los artificieros. Una labor peligrosa que los integrantes de Edestiaurre llevan a cabo con especial cautela. “Actuamos con detenimiento porque son granadas que, aunque tienen el mecanismo oxidado y es difícil que exploten, hay un tanto por ciento que sí lo hacen”, apunta. Por eso al polvorín únicamente entró Libano. Allí, con mucho tiento y piedra a piedra fue llevando a cabo las labores de excavación. No obstante, el equipo tenía constancia de lo que se podía encontrar puesto que ya el año pasado, integrantes de Orbela, encontraron una granada en ese mismo polvorín por lo que tomaron todas las precauciones necesarias que dieron como resultado el hallazgo de otras dos, una cilíndrica y otra de piña.

Edestiaurre Arkeologia Elkartea ha realizado cuatro campañas.

Una vez culminados estos trabajos, los integrantes de Edestiaurre valoran realizar una actuación de conservación de la mampostería de la trinchera. “Hemos limpiado la vegetación que la cubría, pero ahora hay que consolidarla para que no se derrumbe y garantizar la seguridad para cuando haya visitas guiadas porque es un patrimonio espectacular y permite hacerse una idea de cómo era el Cinturón de Hierro en la época”, zanja.