Se mantienen al pie del cañón, sin dejar de lado una tradición gernikarra “de toda la vida”. Y aunque se apueste cada vez con mayor fuerza por bebidas algo más modernas, hay cosas que no cambian. Así, cada 16 de agosto en el día de San Roke es posible degustar un sabor de otros tiempos que renace gracias a quienes trabajan por mantener las viejas tradiciones. Es el caso de la garrafa de Gernika, una limonada de cuya existencia se conoce desde hace al menos un siglo y que los miembros del colectivo Gure Garrafie se afanaron ayer martes en elaborar en el Pasealeku.
Alberto Zarrabeitia, metido en mil y un berenjenales de la localidad foral, atestigua que la garrafa de Gernika aparece documentada desde al menos hace un centenar de años, cuando los baserris elaboraban este brebaje. Sus ingredientes son sencillos: txakoli, zumo de limón, azúcar y hielo. Su nombre proviene de las garrafas donde se elaboran. Un buen número de gernikarras aprovecharon que tras la misa en la iglesia de Santa María se pusiera en marcha un pequeño espacio donde además de la garrafa, se repartió txistorra o pimiento de Gernika.
“Hemos tenido que estar dos años parados, por lo que nos ha costado un poco volver a arrancar. Pero lo hemos hecho entre todos”, señalaba Zarrabeitia, “un grupo de unas 12 o 15 personas que solemos estar en diferentes cuestiones como Gernikazarra, Pipergorri...”, aseguraba. “Lo único que podemos echar en falta es que haya un recambio generacional. Nosotros ya vamos teniendo 60 años o más y no vendría mal gente joven que quiera seguir con esta tradición tan bonita y tan arraigaba en el pueblo”, reconocía.