Las fiestas de Laudio siempre reservan espacio en el programa para acercar el arte de la escena al gran público y, en esta edición, serán seis los montajes que se podrán ver durante los Sanroques, como siempre de variada temática, para niños y para adultos, en euskera, castellano o en idiomas universales como son el gesto, el mimo o las acrobacias. Todos los espectáculos tendrán como escenario La Pérgola del parque de Lamuza y el telón se abre a las 19 horas del día del txupinazo con Tartana, una creación original y desenfadada de Trucos Locos con tres artistas que, además de resolver diferentes conflictos cómicos, muestran su alto nivel en las principales técnicas circenses: la báscula coreana y los equilibrios sobre manos. El relevo llega, a la misma hora del martes 16, con KBR3 de Zirkozurre que durante el espectáculo combinará técnicas de malabares, manipulación de objetos, rueda cry, bola contact y movimientos acompasados.

El miércoles 17 se ha programado Piensa en Wilbur, un divertidísimo montaje plagado de humor, acrobacias y riesgo. Con una técnica y un físico fuera de lo común, su protagonista, Wilbur, creará situaciones imposibles que dejará al público anonadado y lo hará acompañado de sus inseparables amigos: Contractura, Tirón y Desgarro.

Una semana después, el miércoles 24 a las 21.30 horas, la población infantil tiene una cita en La Pérgola con un espectáculo nocturno con pompas de jabón y es, también, la jornada reservada para la puesta en escena, a las 19.00 horas, de Ez da kasualitatea, un programa que combina humor, juego, reflexión y complicidad entre mujeres, música y verso. El viernes 26 Orain Bi representará Mute, la tercera persona del imperativo del verbo mutar, es decir, cambiar el aspecto, la naturaleza o el estado de una persona, un animal o una cosa.

El broche final de las artes escénicas incluidas en el programa de fiestas de Laudio será, el domingo 28 de agosto, con la compañía Markeliñe y su versión de Robison Crusoe, un personaje literario que en este montaje consigue vivir una vida apacible en una isla solitaria con sabor a mar y mundo marino. El propósito de Markeliñe en esta adaptación del clásico de Dafoe es “contar, a través de tres intérpretes y un músico, una metáfora de la vida, sugerentes, imaginativa y divertida”, explican.