Tampoco es que sean muchos –rondan el medio centenar por año en los últimos cursos prepandémicos– pero cada vez se hacen más habituales entre las disposiciones que los notarios incorporan a los testamentos por voluntad de la persona firmante. De hecho, en el año 2020 Bizkaia se situó como el tercer territorio donde más dinero se donó a causas sociales, solo por detrás de Barcelona y Madrid. Así consta al menos en la base de datos de la plataforma haztestamentosolidario.org, donde casi una treintena de entidades humanitarias presentan sus credenciales para ser incluidos en esa particular lista de deseos, la última, de una persona mayoritariamente mujer, soltera y por encima siempre de los 60 años.

Poco más se sabe de este tipo de legados, sujetos también a una especie de secreto de confesión. La media de estas donaciones se calcula en unos 112.000 euros para la CAV, solo cinco mil euros menos que la comunidad madrileña. Y es que en buena parte de los casos se trata de pisos, lonjas, terrenos y otro tipo de bienes que una vez vendidos procuran un dinero que puede ser empleado para esos fines benéficos. Hay otros supuestos en los que se deja en herencia una cantidad con un destino concreto, por ejemplo mejorar los recursos en la investigación contra el cáncer.

Los propósitos son tantos y tan variados como lo es el mundo. Porque con esas herencias también es posible atender a personas con necesidades en cualquier esquina. Más aún en un planeta como el actual, acreditado como un lugar hostil para migrantes, refugiados, niños y mujeres, y un montón más de personas con dificultades para acceder a alimentos, agua potable, medicamentos, enseñanza, tecnología, paz…

Pero más allá de esa vertiente internacional, el valor añadido de los testamentos solidarios reside precisamente en su naturaleza localista. En atender aprietos de la comunidad más cercana como el acompañamiento a personas mayores o los programas de refuerzo escolar; y otras veces, casi siempre por proximidad familiar, se va un pasito más allá y se apuesta por contribuir a la investigación clínica en asuntos tan delicados como el cáncer, la leucemia o enfermedades raras. Estos fondos se convierten muchas veces en tabla de salvación para becar a jóvenes científicos, finalizar un proyecto o coronar una investigación.

El último dato que manejan desde la plataforma hace mención a 4 millones de euros de procedencia vasca para contribuir a causas humanitarias durante 2021. Serían 800.000 más que los legados en el ejercicio anterior. Y esas reseñas financieras no comprenden las donaciones que no traspasan el umbral de lo público y que son heredadas por asociaciones no integradas en esa web debido precisamente a su carácter localista.

Esta circunstancia no es contemporánea. De hecho, los llamados testamentos solidarios tampoco lo son; no al menos en Bizkaia donde esta figura aparece ya recogida en el Fuero de 1526 con el nombre de Legado en favor del alma que venía a decir que quien hacía testamento podía destinar una quinta parte de sus bienes a fines benéficos. Así lo recuerda Andrés Urrutia en declaraciones a DEIA, al tiempo que repasa el contenido de ese artículo en concreto: En la frase Legado en favor del alma se entienden comprendidas todas las disposiciones piadosas del testador como sufragios en general, limosnas para los pobres, legados a establecimientos de beneficencia y demás que tengan fines semejantes.

“Es decir que el testamento solidario ya existía en nuestro Derecho clásico. Siempre lo hemos tenido”, apostillaba. Y no hace falta echar la vista atrás varios siglos para comprobarlo. Él mismo, durante sus años de profesión en la comarca de Lea Artibai lo pudo comprobar. “Siempre han existido, sobre todo en los pueblos” insistía Urrutia, al tiempo que desandaba en la historia de Bizkaia y de Bilbao, por ejemplo, con el revelador caso de doña Casilda de Iturrizar, la única persona que tiene dos placas en el callejero de la villa: el famoso parque y la transitada calle Viuda de Epalza.

“Era muy normal que las personas sin hijos o descendientes dejasen un legado, una cantidad o unos bienes al hospital, o a lo que hoy en día llamaríamos residencia para la ayuda a personas en situación de necesidad porque no había Seguridad Social o no cubría esas necesidades. Eso era muy normal y estaba regulado por ley en el Derecho Civil Foral de Bizkaia en lo que se llamaba el Legado del quinto en favor del alma”.

La secularización de la sociedad ha derivado en otro ambiente distinto, pero la esencia de esos testamentos solidarios se mantiene intacta. La concienciación ha ayudado también a que esta figura sea requerida en los despachos notariales vascos. Y no necesariamente en esa proporción de una quinta parte del total. “Se ha hecho una transición estos últimos quince o veinte años de lo que tradicionalmente siempre hemos conocido en el País Vasco y sobre todo en Bizkaia”, enfatizaba Urrutia al referirse a estos legados solidarios. De algún modo, se ha profesionalizado y se ha transformado en resoluciones a favor de las formas modernas de asistencia social y entidades de economía social.

Aquello de legar un dinero para la salvación eterna no se entiende ya, pero sí la solidaridad, el compromiso y la voluntad de compartir por el bien común. “Sí, comprabas tu salvación, pero era una forma de referirse a algo más amplio. No solo se refería a encargos de misas, sino a la beneficencia, a las ayudas a personas con una imposibilidad o rentas bajas…. Hoy todo eso se ha transformado y hablamos de un sector específico para esas actividades de carácter social y humanitarias. Y se ha formulado a través de estos testamentos solidarios que en el fondo siguen siendo lo mismo que antes. Tenemos una tradición solidaria”, resumía el notario.

“Otra de las tendencias que se marca muy clara es que las entidades sin ánimo de lucro que se dedican a la protección, tutela, mantenimiento y sustento de personas con discapacidad también tienen una progresión a la hora de disponer de unos bienes”, indicaba Urrutia. Y sin olvidarse de las fundaciones con fines humanitarios y de investigación, otra de las motivaciones principales para incorporar esas cláusulas solidarias en el testamento.

Los apuntes

¿Qué es? Consiste en la donación de parte de una herencia o de la totalidad para apoyar, tras la muerte, la labor de organizaciones y entidades con las que se comparte el compromiso con las causas solidarias.

Tendencia. La pandemia y el incierto futuro que se cierne sobre el mundo han “despertado el lado más solidario” de la ciudadanía, lo que se ha traducido “en un notable incremento” del número de personas que han incluido en sus Últimas Voluntades a ONG y todo tipo de entidades con un marcado perfil social y humanitario, ya no necesariamente religiosas, expresaban desde la plataforma haztestamentosolidario.org.

Ejemplos

ONG Asistencia, sanidad, desnutrición...

Las ONG integradas en esa plataforma web han puesto un precio orientativo de lo que cuesta por ejemplo, sacar de la desnutrición severa a 150 niños africanos y salvar sus vidas (6.000 euros calcula Acción Contra el Hambre), acondicionar un centro de acogida para 200 niñas de la calle en Bombay (2.500 euros estiman desde Manos Unidas) o comprar 5.200 kilogramos de leche en polvo para madres portadoras de VIH y evitar así que lo transmitan a sus bebés (1.000 euros cifran en Médicos del Mundo).

Los datos

69

A mediados de junio de 2019, el Colegio de Notarios del País Vasco apuntaba que las herencias solidarias se habían duplicado en el último año al pasar de 34 a 69 los testamentos solidarios ingresados siendo las órdenes religiosas las más beneficiadas: 45 expedientes.

7%

Esta fórmula ha ido aumentando con los años, pero aún está lejos de las cifras de algunos países europeos como Reino Unido, donde los legados solidarios suponen el 7% del total mientras que en el Estado apenas alcanzan el 3%. Desde 2007, cuando se registraron 237 expedientes se han cuadriplicado los testamentos solidarios: 2008 (296), 2009 (643), 2010 (655), 2011 (784), 2012 (951), 2013 (1.003), 2014 (973), 2015 (1.066), 2016 (1.037), 2017 (1.153), 2018 (1.134), 2019 (1.163) y 2020 (1.026).