Punta Begoña abre sus puertas de una manera especial a las familias. Desde este próximo sábado y hasta diciembre, cada fin de semana tendrá lugar una visita familiar por las galerías getxotarras, en la que un grupo de 20 personas viajará en el tiempo y en el espacio, observando, aprendiendo, jugando, y sobre todo, disfrutando de este lugar tan singular.

Para participar en la actividad, basta formalizar una reserva a través de la página web de Punta Begoña (www.puntabegonagetxo.eus). Las visitas, de una hora de duración, se realizarán en horario de mañana o tarde y en euskera o castellano, conforme al calendario publicado en la web. “Al tratarse de plazas limitadas, y para garantizar el compromiso de las reservas, se ha fijado un precio de 3 euros por persona”, puntualizan desde el Ayuntamiento. Desde la Fundación Punta Begoña toman esta decisión “tras constatar que la mayor parte de las personas que han visitado las galerías en los últimos años lo ha hecho motivada por vivir una experiencia en familia”.

El precio de la actividad es de 3 euros, ya que, como señala el Ayuntamiento getxotarra, las plazas son limitadas y ha de garantizarse la asistencia.

Ahora, se da un paso más y las sesiones se adecúan más a este público. “Desde la Fundación se ha detectado que si algo caracteriza a Punta Begoña es su poder para evocar recuerdos y una memoria que casi siempre es compartida. Muchas personas acuden a las visitas guiadas y repiten, pero esta vez acompañadas de sus hijos e hijas, nietos y nietas, sobrinas… para compartir esa historia que es la historia de las galerías, la de Getxo y la de Euskadi”, valora la alcaldesa getxotarra, Amaia Agirre.

Las visitas para niños y adultos. El objetivo es que puedan “gozar los más pequeños, pero que las personas adultas no participen como meras acompañantes. No se trata de un taller infantil”

María Peraita - Directora de la Fundación Punta Begoña,

Por su parte, la directora de esta organización, María Peraita, explica que detectaron la idoneidad de impulsar una ruta específica para familias. “Vimos el potencial didáctico e integrador del monumento y entendimos que existía la necesidad de crear una actividad lúdica de la que pudieran gozar los más pequeños, pero en la que las personas adultas no participaran como meras acompañantes. No se trata de un taller infantil. Menores y mayores explorarán el edificio y su paisaje, con la ayuda de su galerikit, para describir formas, colores, texturas, jugando con los cinco sentidos y descubriendo secretos que han permanecido ocultos”, adelanta. –