La calidad del sílex de Barrika ha convertido a la localidad en todo un referente a nivel arqueológico. Una materia prima que era el acero de la época en la Prehistoria, fundamental para el desarrollo de herramientas. En la localidad costera se encuentra el que es probablemente el mayor y más importante afloramiento de sílex del Cantábrico. Un destacado patrimonio que ahora cuenta con un nuevo yacimiento al aire libre de la época Chatelperroniense, denominado Zabaletxe 22, y que datan en una etapa de transición entre neandertales y sapiens hace aproximadamente 40.000 años.

En este sentido, el nuevo yacimiento, que ya se conocía porque fue descubierto en 1982 por Iñaki Libano, presidente de Edestiaurre Arkeologia Elkartea, pero no había sido excavado, está situado muy próximo al parking de la playa de Meñakoz. La semana pasada comenzó la excavación y se prolongará hasta el jueves. Entre los hallazgos encontrados destacan una veintena de materiales de sílex destinados a la fabricación de buriles. “El yacimiento se conocía, pero no a este nivel. Lo más interesante en estos yacimientos al aire libre es conseguir una estratigrafía, es decir, que unos establecimientos de materiales hallan coincidido en el uso del espacio en el mismo punto que otros, como puede ser este caso, con más de 100.000 años de diferencia entre los primeros y los más recientes”, explicó Álvaro Arrizabalaga, catedrático de Prehistoria y director de la excavación junto con la doctora de la UPV/EHU María José Iriarte-Chiapusso, y con el permiso del servicio de Patrimonio de la Diputación Foral de Bizkaia y el patrocinio del Ayuntamiento de Barrika y Edestiaurre Arkeologia Elkartea.

Además, el equipo responsable de la excavación, que está trabajando sobre una superficie de cuatro metros cuadrados, está formado por investigadores posdoctorales, estudiantes de la UPV- EHU y miembros de Edestiaurre Arkeologia Elkartea.

Sobre esta línea, su descubrimiento se encuadra en una labor investigadora que comenzó en 1976 y se prolongó hasta 2010, “con la prospección y catalogación de 70 yacimientos prehistóricos en Uribe Kosta”, apuntó Libano, que siguió los pasos de José Miguel de Barandiaran, que comenzó con las investigaciones en 1959 en lo que denominó la Estación Prehistórica de Kurtzia.

Dentro de esta catalogación de yacimientos se encuentra el de Aranbaltza, descubierto posteriormente, en 1998, según apuntó Libano, y donde se han hallado numerosos restos vegetales, incluyendo el utensilio de madera más antiguo de la Península Ibérica.

A este respecto, el nuevo yacimiento de Zabaletxe 22 se encuentra también adscrito a la etapa final del Paleolítico Medio y comienzo del Superior, con la cultura Chatelperroniense “ejerciendo como bisagra”, indicó Arrizabalaga, y como protagonista en la elaboración de herramientas de sílex por los humanos que tenían aquí su hábitat hace aproximadamente unos 40.000 años, en una etapa de transición entre neandertales y sapiens. No obstante, los investigadores consideran que este yacimiento puede albergar restos materiales de mayor antigüedad. “Estamos hablando de 42.000 o 43.000 años, pero consideramos que debajo va a haber niveles más antiguos, claramente de neandertales”, expuso Arrizabalaga.

De esta forma, el objetivo de los investigadores es llevar a cabo en los próximos “7 u 8 años diversas campañas arqueológicas abarcando mayor superficie y profundidad” con el fin de “ir esclareciendo pequeños eslabones” que les permitan en un futuro, junto al resto de yacimientos de la época en Barrika, “avanzar en el conocimiento no sólo de su evolución en cuanto a su investigación en la Prehistoria de Bizkaia, sino de toda la cornisa Cantábrica”. Asimismo, Arrizabalaga subrayó la importancia que tiene para Barrika y para la comarca de Uribe Kosta el hecho de contar con dos yacimientos Chatelperroniense al aire libre. “Es algo que creo que no sucede en ningún otro sitio”, señaló.

Finalmente, por parte del Consistorio barrikoztarra, el teniente de alcalde, Vicente García, destacó la “importancia” de este yacimiento para el municipio que pone en valor “su riqueza prehistórica” y su gran “atractivo” a nivel arqueológico.