Todavía no han podido celebrar a los grande sus 35 años de historia, pero en Acción Familiar de Euskadi ya están tejiendo una cita en la que seguir haciendo hincapié "en la conciliación responsable". Esta entidad, que centra sus esfuerzos "principalmente en Bizkaia" aunque también realiza acciones en Araba y Gipuzkoa, surgió como una necesidad de atender "una formación familiar especializada" ya que este campo apenas se gestionaba a través de otras ONGs. "Criar es complicado y nadie te dice cómo hacerlo de manera adecuada", explica Beatriz Martínez, miembro de esta asociación que aporta "recursos para enseñar a poner límites, ejercer un apego seguro, saber resolver conflictos o tener una comunicación adecuada" aunque "la mayor demanda es la atención psicológica".

Desde que dieron los primeros pasos el trabajo de Acción Familiar de Euskadi ha ido cambiando. Y la entrada de la tecnología en los hogares ha supuesto un nuevo problema en ellos. "Ahora les enseñamos a cómo gestionar la tecnología en el hogar". Pero también apuestan por la "formación para adolescentes que se realiza con los propios jóvenes" y siembra sus ejes en la "prevención de la violencia de género o en el desarrollo de la igualdad".

La atención que prestan es de alta calidad, no en vano "el boca a boca es lo que mejor funciona". "No es requisito que la gente venga derivada por los servicios sociales, aunque siempre damos prioridad a las personas más vulnerables, que son las que no pueden ir al ámbito privado", reconoce Martínez. Uno de sus principales servicios es el de atención psicológica pero hay un proyecto del que se muestra especialmente orgullosa: Maitea. "Está dirigido a familias monomarentales y monoparentales y consiste en una aplicación gratuita en la que se ofrecen recursos de apoyo", explica. De hecho, la tecnología se ha convertido en una aliada ya que en la pandemia "estas familias tuvieron una vulnerabilidad añadida". Tal es la perspectiva de esta propuesta que ya están trabajando "con la Dirección de Familia e Infancia del Gobierno vasco para generar una red en seis municipios de Bizkaia para que se cree una red de apoyo donde paliar la sensación de soledad". Además, este tejido social "recogerá demandas específicas" de estas familias para articular una ley.

La pandemia y sus efectos secundarios se siguen percibiendo en la sociedad y en Acción Familiar de Euskadi han visto cómo se incrementaban "los síntomas de ansiedad, depresivos, de soledad" por esta situación sanitaria. Sin embargo, en la entidad han comprobado cómo se reducían sus recursos para atender a las familias. "El cálculo prepandemia señalaba que atendíamos a unas 6.000 personas al año, ahora estamos en 4.000 al año", lamenta Martínez, quien confía en que poco a poco "se retomen los proyectos" en los que estaban trabajando y que la "salud mental se tenga en cuenta" en la sociedad.