El tiempo es la energía de las sociedades más avanzadas: ni se crea ni se destruye, solo se transforma. En este caso, se redistribuye para que las personas cuidadoras en el entorno doméstico -mayoritariamente mujeres- tengan a su alcance un periodo de descanso de ese otro trabajo al que tantas horas dedican.

Hace ya tres años que Bizkaia tiene desplegado un Estatuto de la Persona Cuidadora. Pionero y avanzado en lo suyo al que está previsto sumar nuevas páginas. Por ejemplo, ampliar el tiempo de descanso reconocido en el programa de respiro para las personas que realizan labores de cuidado de personas dependientes en el hogar hasta 30 días naturales al año. Se calcula que unas 20.000.

Y no solo eso. Las Juntas Generales de Bizkaia han acordado por unanimidad empezar a trabajar en la definición de un mapa de servicios actualizado que permita atender esa demanda. Centros de día y recursos específicos en los que esas personas que presentan necesidades de apoyos y de cuidados puedan estar atendidos durante una temporada y que sus cuidadoras respiren.

No en vano, según denunciaron desde Elkarrekin-Podemos, en la actualidad, más del 50% de las solicitudes se deniegan y, de estos rechazos, tres cuartas partes se deben al desajuste entre plazas disponibles y solicitud.

Esta mejora en los mecanismos de respuesta quedaría desvirtuada sin un sustento económico. Por eso mismo el Parlamento de Bizkaia ha acordado habilitar una partida en los presupuestos de 2023. Y no queda tanto; no al menos en los tiempos políticos. Habitualmente las cuentas son presentadas por el mes de noviembre, pero el trabajo previo también suma y estos meses de primavera y verano están ya reservados en las agendas de todos los grupos junteros para abordar el asunto.

La primera en valorar este acuerdo fue Eneritz de Madariaga. La portavoz de la formación morada aplaudió el consenso alcanzado, pero quiso llamar la atención sobre un aspecto naturalizado por la sociedad: el hecho de que sea la mujer quien asuma este tipo de labores y además, en precario casi siempre. “Si desde las instituciones públicas se continúa apostando por políticas que fomenten los cuidados en el hogar, este impulso debe sustentarse sobre la base de la responsabilidad pública, social e institucional de los cuidados” porque, de lo contrario, se corre “el riesgo de perpetuar la feminización de los cuidados y con una afectación importante al sector profesionalizado de los cuidados”, zanjó durante el pleno de ayer.

Las formaciones políticas en el equipo de gobierno foral confirmaron su apuesta por las personas cuidadoras en el hogar, tal y como subrayaron Asier López (PNV) y Ana Campo (PSE), quien habló de evaluar los recursos asistenciales existentes para “reorientarlos y mejorarlos” en caso de necesidad. Desde la coalición independentista, la juntera Arantza Urkaregi, aplaudió este avance en la mejora de las condiciones de las personas cuidadoras en el hogar. “Es un paso” admitió, a pesar de que la enmienda presentada por EH Bildu no fuera finalmente incluida en el texto aprobado.

Y es que las personas que se acojan a este programa de respiro puesto en marcha por la Diputación Foral de Bizkaia desde 2019 no podrán percibir la Prestación Económica por Cuidados en el Entorno Familiar. Según Urkaregi, para apoyar la labor de cuidados, se debería plantear “como vacaciones” y, por tanto, estar “pagadas”.