La Policía autonómica vasca tiene detectadas a 22 bandas juveniles en Bizkaia que usan la violencia para generar “miedo”. Además ha constatado que están surgiendo nuevos grupos que no llegan a ser organización, como en el Duranguesado. El jefe del operativo del servicio de investigación criminal de la Ertzaintza en Bizkaia y experto en bandas, Ramón Bañuelos, ha llamado a la prevención, basada sobre todo en la educación.

Estas bandas juveniles están compuestas de “chavales que tienen un conflicto con las normas y los valores que están implantados en la sociedad”. “Y el conflicto está en que utilizan la violencia como una herramienta principal para la construcción de la ética grupal. Es decir, que el ADN del grupo como tal es la violencia, crear temor en los demás”, subraya. Se trata, según especifica, de chavales de entre 12 y 16 años, que, “creando más miedo en los demás, se sienten más protegidos” dentro de un grupo.

En una entrevista concedida a Radio Euskadi, recogida por Europa Press, Bañuelos ha señalado este miércoles que en la zona del Duranguesado hay chavales que no integran bandas organizadas, aunque “sí han cogido ciertos aspectos, como puede ser el nombre (como el de los ‘Caimanes’), de estos grupos que operan en especial en la Margen Izquierda”.

Desde 2011, la Ertzaintza monitoriza todo tipo de bandas y se han detectado, hasta ahora, cerca de 22 en Bizkaia, casi todas en el Bilbao metropolitano, la Margen Izquierda y algunas en la Margen Derecha. “Son jóvenes que no tienen medios de transporte y que utilizan el metro, tranvías y todo tipo de transporte público que tienen a su alcance para desplazarse”, dijo.

No obstante, ha dado a conocer que están emergiendo otros “pequeños grupos”, que no denominaría ni bandas ni grupos siquiera, que “cogen el reflejo” de estas. En todo caso, aclara que no se han detectado bandas de adultos, como las latinas tradicionales de Latin King o Ñetas, con una dirección jerarquizada que lo organiza. Tampoco se les identifica con bandas como la que ha robado recientemente varias armas en la comunidad vecina de Cantabria sobre los que la Erzaintza ha informado a sus propios agentes para que extremen las precauciones en caso de detención ante la sospecha de que pudieran ir armados.

Bañuelos dice que estos nuevos grupos “son chavales más jóvenes y lo que hacen es proyectarse un poquito sobre la incidencia que han tenido grupos que han tenido renombre como Los hermanos koala o Los 480 de Santutxu, dijo.

De hecho, apunta que Los Caimanes ahora han cambiado de nombre para denominarse El 220, que es el código postal que se refiere a la zona del Duranguesado. “Pero no actúan igual que hasta ahora actuaban los de la Margen Izquierda. Últimamente ocupaban espacios públicos y están despojados de los elementos propios de una organización, como el hecho del reparto de funciones o liderazgo jerarquizado. No hay liderazgo de ningún tipo, son una cuadrilla de chavales que se junta, le han puesto un nombre, más que nada por reflejo de lo que pueda haber en otras bandas, pero nada más”, indica.

En este sentido, dice que han recibido noticias de lugares de quedadas en las que se citaban para pegarse. “El hecho de tener esa información nos ayuda a prevenir llevando patrullas al lugar. Así se evitan muchas peleas multitudinarias”, precisa. Este miércoles mismo se alertaba a la Policía Municipal de la existencia de un grupo chavales en San Adrián que estaban armando jaleo. Sin embargo, cuando llegaron los agentes ya no se encontraban.

Sin estructura jerarquizada

El responsable de la Ertzaintza recuerda que, tal como prevén el Código Penal y la propia Fiscalía General Estado, “la diferencia entre organización criminal y grupo criminal, es que la organización necesita de una estructura jerarquizada, tiene que estar en torno a una estructura rígida piramidal, mientras que en el grupo criminal se juntan siempre más de dos personas y se dedican a hacer cualquier tipo de actos, sobre todo violentos”.

A su juicio, lo principal para atajar este problema es la prevención cuando son menores y radica en la educación, “que se hace en casa, pero también en las escuelas”. “Nosotros, dentro del plan de acción que tenemos sobre este tipo de bandas juveniles se basa en cuatro ejes y el primero es la información. Saber qué chavales conforman estos grupos es importante. Para eso tenemos la dirección de la APP de la Ertzaintza donde nos pueden dar toda esta información porque nos ayuda a desarrollar la capacidad de interpretación y a prevenir un poquito los delitos”,señala.

Además, realizan charlas en el instituto y, en concreto, este año, hasta septiembre, se han ofrecido 26 en centros docentes o asociaciones familiares en las que han participado más de 600 personas. En la zona de Durango, se ha impartido una charla en un instituto en el que han participado más de 300 estudiantes del centro sobre Ciberbulling, que, según asegura, está relacionado con la actuación de las bandas.

Bañuelos también explica que ahora hay un grupo emergente, que se llama Los 340. En todo caso, insiste que en estas bandas juveniles en Euskadi no han detectado estructuras de dirección. “No se las puede denominar como organizaciones criminales, sino como bandas o grupos”, puntualiza.

La Ertzaintza, cuando detecta un hecho delictivo, lo ponen a disposición de la Fiscalía de menores, en caso de ser chavales, y del juzgado de guardia competente, si son mayores de edad. En estos casos, la Policía vasca, las diferentes entidades sociales y Fiscalía de Menores actúan con “el mayor rigor en relación a los menores, que son personas en proceso de formación para insertarse en una sociedad que tiene ciertos valores”, según explica Bañuelos.