Construir ciudades que 'funcionen' —que sean inclusivas, saludables, resilientes y sostenibles— requiere coordinación normativa intensiva y oportunidades de inversión. Los gobiernos nacionales y locales desempeñan un rol importante: deben actuar ahora, configurar el desarrollo futuro de las ciudades y crear oportunidades para todas las personas.

Una urbe inclusiva es aquella que garantiza que todas las personas puedan ejercer su derecho fundamental de vivir en forma independiente y participar plenamente en todos los aspectos de la vida. En definitiva, es aquella que apuesta decididamente por la accesibilidad universal.

Euskadi, a través de su Estrategia Vasca de Accesibilidad Universal aprobada por Consejo de Gobierno en el año 2020, propone avanzar en el camino de hacer verdaderamente efectivo el desarrollo pleno, autónomo y libre de toda la población en el medio social y comunitario. Esto supone superar el concepto de accesibilidad como eliminación de barreras físicas para las personas con discapacidad, por otro más amplio que garantice un diseño para cada ser humano, haciendo que los entornos, procesos, productos y servicios sean plenamente accesibles y comprensibles por todas las personas.

El reto está en definir acciones que incidan en el fomento de la accesibilidad, con la identificación de los cambios necesarios y el dibujo de una estructura de gestión suficiente que permita hacer posible la transversalidad de las actuaciones y políticas en los distintos ámbitos de la sociedad, y las enfocará a la consecución del objetivo común de lograr una Euskadi accesible para todas las personas. Condición indispensable para que sus habitantes puedan ejercer su derecho fundamental de vivir en forma independiente y participar plenamente en todos los aspectos de la vida