La memoria hay que cuidarla, fomentarla y divulgarla. Portugalete ayer martes conmemoraba el 84 aniversario de la toma de la villa por parte del bando franquista, por ello, la del 22 de junio es una fecha ideal para realizar una oda a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de la guerra, la posguerra y la dictadura franquista. Así, la villa homenajeó a la docente portugaluja Dolores Vivanco -reconocimiento extensible a todas las maestras de la República- y a Tasio Munarriz, quizá el mayor investigador de la época de la Segunda República, la Guerra Civil y el franquismo de Portugalete. "Dolores es una de las mujeres más importantes de la historia de nuestra villa y Tasio nos ha dejado un legado histórico impagable gracias a su tesón y sentido de la justicia", reconoció Mikel Torres, quien presidió el acto.

El relato de la historia de Portugalete no sería tan rico sin la intensa labor que desarrolló Tasio Munarriz y que se materializó en cuatro libros publicados entre 2009 y 2019: Santa María de Portugalete. Parroquia revolucionaria; República y Guerra en Portugalete; Posguerra en Portugalete y Fin de la Dictadura en Portugalete. Tasio, fallecido el pasado mes de octubre, era un jarrillero de pro, pero que nació en el Casco Viejo bilbaino. Llegó a Portugalete en 1966 para ejercer de cura en Santa María, hasta que en 1978 se secularizó, formó su propia familia y, desde entonces, se dedicó a la docencia. Fue tras su jubilación cuando comenzó a investigar la historia jarrillera hasta convertirse en el gran referente de la investigación histórica del siglo XX en la villa.

"Tasio era una persona muy conocida y muy querida aquí en Portugalete y de él destacaría, entre otras muchas cosas, que era un humanista con un fuerte sentido de la justicia", rememoró Roberto Hernández, archivero municipal de Portugalete y amigo de Tasio. De hecho, la inmensa mayoría de sus investigaciones, discurrieron en ese archivo al que acudía a diario en busca de datos para seguir siendo, de alguna manera, ese profesor que enseñó a muchos alumnos desde finales de los 70 hasta su jubilación. Tasio fue, sin duda alguna, el mejor profesor de historia que tuvo Portugalete.

Por su parte, a Dolores Vivanco le tocó impartir clases justo en pleno estallido de la Guerra Civil. Esta jarrillera comenzó su andadura docente en 1927 en el colegio Maestro Zubeldia donde estuvo hasta 1931 cuando al nacer su hija Lola solicitó su cese voluntario. Dos años más tarde, logró plaza de maestra nacional en la localidad cántabra de Siló y, al estallar la guerra su marido Pedro se tuvo que exiliar. Como otras muchas mujeres, Dolores tuvo que sacar a su familia adelante sola, ya que Pedro estuvo internado en los campos de concentración de Mathausen y Dachau hasta su vuelta doce años después. Al finalizar la Guerra Civil, Dolores volvió a Portugalete para impartir clases en las escuelas del Campo y, de nuevo, en Maestro Zubeldia durante dos décadas. Dolores hizo que muchos jarrilleros aprendiesen importantes lecciones y hoy sirve de ejemplo para que su villa natal no pierda algo tan valioso como la memoria.