Las aguas están revueltas en Plentzia a la finalización de las obras de reforma del puerto y la concesión de los amarres. La demanda de plazas fue abrumadora: 463 solicitudes fueron aceptadas -y hubo otras 18, excluidas por estar incompletas o por calado-. Solo 204 personas han conseguido un punto para dejar la embarcación. El sistema de asignación empleado por EKP (Euskadiko Kirol Portuak), basado en las dimensiones del barco “para una mayor ocupación de la lámina de agua” y no en un sorteo puro y duro, ha suscitado malestar entre muchos propietarios, y varios de ellos hasta han conformado una plataforma de protesta. Y tras este embrollo subyace la problemática perenne de la ría de Plentzia, que requiere de un plan para que botes, -alguno de ellos en situaciones irregulares- no estén esparcidos a placer. Sin embargo, el proyecto de reordenación diseñado sigue paralizado después de que EKP así lo decidiera para incorporar aportaciones de usuarios tras el rechazo que sufrió en su inicio.Así que el puerto de Plentzia luce su nuevo aspecto desde la semana pasada tras una inversión que ronda el millón de euros. Se han repuesto los pantalanes y pivotes deteriorados y se han ubicado las embarcaciones en perpendicular a la carretera para pasar de los 165 amarres de antes a los 204 de ahora, con una concesión para quince años. Los interesados en hacerse con uno de estos huecos. Para el reparto, EKP ha seguido el “criterio de mayor ocupación de la lámina de agua”, tal y como establece en el artículo 14.1 de la conocida como Orden de amarres. Así, para la selección, se tienen en cuenta las dimensiones concretas de la embarcación, relativas a eslora, manga y calado, “dando preferencia” a los solicitantes que dispongan de embarcación en el momento de presentar la solicitud y “a las embarcaciones que mejor se ajusten a las dimensiones de las plazas de amarre, siempre y cuando las esloras y las mangas permitan la correcta maniobrabilidad en las operaciones de atraque”, recoge la normativa. Así, se fijaron ocho categorías y se fueron ordenando y entregando las licencias a las embarcaciones de mayor a menor tamaño para que ocuparan la máxima superficie posible: A (hasta cuatro metros de eslora), con 17 plazas disponibles para idénticos demandantes. B (hasta cinco metros de eslora), con 28 amarres para 86 solicitudes. C (hasta seis metros de eslora), con 71 parcelas para 113 interesados. D (hasta siete metros), con 57 para nueve. E (hasta ocho metros): con 16 para 112. F (hasta nueve metros), con 6 para 14. G (hasta diez metros) con cinco para 19; y la H (hasta 11 metros), con tres para seis. El problema, para muchos patrones, ha llegado con las mediciones de la manga y con el tamaño total de ocupación en el agua. Creen que EKP les ha incluido en una categoría, cuando deberían ir en otra. “Con este criterio, se discrimina a los que tienen poca manga y a los que tienen mucha”, apuntan algunos usuarios del puerto. Un ejemplo que cita un propietario: “Una embarcación de ocho metros de eslora, con una manga de 3,05. Esa manga se excede de la optimización de la que habla EKP, entonces, la cogen y la pasan a la categoría de hasta de diez metros. Por tanto, las opciones empeoran para esa embarcación, porque las de hasta diez van a tener más optimizado ese espacio”.

Lamentos

Esta distribución, con mayor o menor polémica, ha provocado que personas que tenían su embarcación desde hace treinta años en Plentzia se hayan quedado sin sitio. “Ahora tendré que venderla”, aseguran. Desde la sociedad náutico-deportiva Proa, que como es lógico, tiene a socios a los que les ha tocado plaza y a otros que no, reclaman que EKP sea “riguroso” en el examen de medidas que va a efectuar entre las embarcaciones que han obtenido amarre, porque otra de las derivadas de este sistema de concesión es que, al parecer, se ha jugado con las dimensiones. “También pedimos que controlen cada X tiempo que el que ahora tiene plaza siga usándola él, porque puede ocurrir que se pone al 50% otra persona como titular y la usa ella”, señalan desde la asociación de propietarios.

Al margen del método elegido para la concesión- a la que, por cierto, podía optar una persona de cualquier municipio-, lo que es palpable es el elevado número de interesados que hay en lograr un espacio en la ría de Plentzia. “Viendo la cantidad de gente que se ha apuntado y la falta de plazas, es el momento de que todas las autoridades analicen lo que ha ocurrido; la gran demanda existente deja claro que hay que buscar una solución para la ría”, destacan desde Proa.