No estaban todos los que son, que hay que seguir tras las barras y en los fogones, pero sí eran todos los que estaban. Hosteleros vizcainos se citaron ayer miércoles en los Tinglados de El Arenal, convocados por Bizkaiko Tabernariak y SOS Ostalaritza Elkartea, para mostrar a la ciudadanía la situación que atraviesa el sector desde que el 15 de marzo del año pasado comenzara el confinamiento, al que siguieron las restricciones de horario y aforo que lastran desde entonces la actividad de uno de los sectores más castigados por la crisis sanitaria provocada por la pandemia de covid-19.

Dueños de bares clásicos de Bilbao, chefs de restaurantes que exhiben con orgullo sus estrellas Michelin, encargados de locales de ocio nocturno reconvertidos ahora en establecimientos diurnos narraron sus experiencias en estos catorce meses de anormalidadn los que han tenido que buscar soluciones imaginativas para salvar sus negocios, adaptar sus locales y terrazas para cumplir con la normativa vigente y sortear todo lo que conlleva un ERTE entre sus empleados.

Pero no fueron los únicos en mostrar su pesar. Las bodegas que conforman la denominación de origen Bizkaiko Txakolina también mostraron su pesar por el crítico momento que afecta a su distribución. Aunque poco a poco la venta de sus caldos, que mayoritariamente se realiza en establecimientos hosteleros, se torna positiva, todavía no están seguros de poder completar la venta de una producción que el año pasado superó el millón y medio de litros, calificados como excelentes. Los productores esperan que el descenso de ventas del 30% que sufrieron en la pasada campaña se vea aminorado este año y que puedan dar salida a la producción que tienen actualmente en sus bodegas.

El lado positivo del acto fueron las microactuaciones que llevaron a cabo representantes del colectivo Atomic Producciones.