L primer fin de semana después de la reapertura de la movilidad entre municipios vascos el área de autocaravanas de Balmaseda y lo mismo se podía decir del monte Kolitza, una de las cinco cimas bocineras de Bizkaia. Había ganas de retomar las excursiones fuera de los términos de la propia localidad, desconectar de las restricciones que irrumpieron en nuestras vidas hace un año, pero respetando el entorno.

Y es que la masificación y los comportamientos incívicos pueden perjudicar a la conservación de la biodiversidad. Por ello, las Asociaciones de Desarrollo Rural de Bizkaia emplazan a “actuar con responsabilidad y respeto medioambiental al recorrer los espacios naturales”.

Las visitas pueden transcurrir “de forma positiva” tanto para quienes están redescubriendo los paisajes más cercanos como para “hostelería y comercio”, ya que estos enclaves “contribuyen a reactivar la economía de los sectores mencionados y devuelven la vida a las calles de los municipios del entorno”, apuntan desde las asociaciones de desarrollo rural vizcainas.

Desde la aparición del coronavirus, “el número de personas que va al monte en Balmaseda ha crecido exponencialmente”, según ha constatado Jagoba Güemes, el presidente del club de montaña de la villa encartada, que agrupa a unos 800 socios. La tendencia también se ha reflejado en un aumento “notable” de la demanda para dar un cauce más oficial a la actividad: de las “en torno a cien personas habituales a casi las 150”, sobre todo después de que Lakua “permitiese mayor movilidad a los deportistas federados”. “Hay un crecimiento de peticiones, pero no exagerado”, afirma por su parte Endika Camino, de las asociaciones Ubietamendi de Zalla y Gaztainaga de Galdames.

“Por la experiencia personal que los muchos días de actividad me han proporcionado en la pandemia, creo poder decir que la gente se comporta de manera bastante respetuosa en cuanto a los residuos”, valora Güemes. Sí se ha echado en falta más rigor con ciertas restricciones, “como ascender al monte de forma individual o en grupos de cuatro o seis personas o la actividad limitada hasta las 10.00 horas.

La legislación “ha ido variando mucho estos meses y no siempre se ha respetado como se debía, aunque teniendo en cuenta lo incomodo de tanta restricción, pienso que la conducta general ha sido buena”.

En Zalla las normas de seguridad “se cumplen”, los mendizales “se lo toman muy en serio y pasean con sus mascarillas puestas” y los montes “afortunadamente están preparados para acoger este aspecto social, recreativo y cultural”, asegura un guarda forestal. El castro de Bolunburu, protegido por el Gobierno vasco, la sierra de Celadilla o el mirador y la torre de vigilancia del Ilso Eguen están especialmente transitados. “Hemos dado un gran salto a mejor en los últimos diez años”, valora.

Los aparcamientos acondicionados para las rutas de senderismo, “sobre todo el de Rigada, están llenos el fin de semana” y en días laborables “siempre hay algún coche” de senderistas preparados para caminar por parajes que se asemejan “a un pequeño parque natural”. “Pocos montes públicos están tan regulados en ese sentido” con rutas, itinerarios, aparcamientos para vehículos y elementos visitables, “como el parque botánico forestal que se va a acondicionar en Eguen”.

Protección Civil de Karrantza, el municipio más extenso de Bizkaia, ha percibido “una subida bastante notoria, porque la gente se ha aferrado a los espacios rurales y priman las actividades al aire libre”. Las rutas más populares discurren por el hayedo de Balgerri y montes de Ordunte. La dotación -que cuenta con una unidad de rescate canino- no ha debido movilizarse en operaciones de auxilio en montaña.

Hay quien prefiere una excursión menos exigente físicamente en áreas recreativas. En Bolunburu (Zalla) “se ve bastante más gente que antes, pero hay sitio para que cada persona, grupo o núcleo familiar ocupe las mesas guardando la distancia de seguridad”, señala el guarda. Con más de cinco hectáreas de superficie, el Ayuntamiento de Zalla y la Diputación acaban de comunicar la firma de un convenio enfocado a “poner más en valor la parte natural -río, meandros, vegetación de ribera, flora y fauna- e histórica -torre y señorío de Bolunburu, ferrerías y el tema mitológico- que la de esparcimiento, aunque ésta vaya a continuar”. Además, el área recreativa de La Brena está cobrando auge y mucho tirón “entre la población más cercana”.

Tarjeta para residentes

Pero las asociaciones de desarrollo rural alertan sobre la concentración excesiva de excursionistas que ya sufrieron en Galdames nada más terminar el confinamiento, cuando “el parque de Atxuriaga, que es foral, y el de Aguas Juntas, de titularidad municipal, colapsaron y provocaron problemas de aparcamiento”, según relatan desde el Ayuntamiento. Se prohibieron el encendido de las barbacoas en este último y “cerramos la plaza del barrio de La Aceña con acceso únicamente para vecinos”, de manera que “para aparcar hay que contar con una tarjeta de residente”.

Para quienes estén preparando la mochila, el grupo de montaña de Balmaseda aconseja “informarse sobre la ruta, llevar ropa de abrigo, agua y algo de comer y calzado adecuado”. Y “no olvidar el teléfono móvil, que puede servir para pedir ayuda y resulta muy útil como GPS navegador para no perderse”.

El número de personas que sube al monte “ha crecido exponencialmente” en Balmaseda, según el club de montaña de la villa