Casi tres décadas. Desde 1991 y hasta las puertas de 2021 se ha extendido la rehabilitación integral de la ermita de San Pedro Zarikete, en Zalla. Un proceso que termina con las actuaciones de conservación de sus tres retablos y una investigación que ha permitido atribuir la autoría de los dos retablos de estilo barroco a Francisco Martínez de Arce. Con taller en la localidad cántabra de Liendo y obras en otras zonas de Enkarterri, “fue uno de los principales retablistas del siglo XVII y uno de los instructores de la columna salomónica”, explica el arquitecto Patxi García de la Torre, vecino de la zona y parte activa de la restauración.

Los trabajos se han abordado mediante un convenio de colaboración entre la parroquia zallarra de San Miguel Arcángel y la Fundación Gondra Barandiaran en dos fases: “Entre octubre y diciembre de 2019 y de enero a marzo de este año”, según describe su presidente, Guillermo Barandiaran. Las conclusiones del estudio “suponen una importante aportación a la historia del retablo barroco en Bizkaia”. Esas dos piezas, la central que cobija la talla de San Pedro y la situada a su izquierda, “poseen una ejecución de buenísima calidad”, relata la restauradora y doctora en Bellas Artes Patricia Morenés, que ha desarrollado el estudio y centró su tesis doctoral en Francisco Martínez de Arce. El sello de este artista también se conserva en iglesias de “Artzentales, Balmaseda, Gordexola o Zuazo”. Que una ermita contratara sus servicios denota “la importancia de este lugar”.

“Se le consideraba el mejor de su época y le encargaron no una, sino dos obras”, recuerda Patxi García. Barajan “la existencia de algún indiano oriundo de los alrededores que pudiera haber enviado dinero desde México”. Han indagado en los archivos a la búsqueda de los libros de cuentas de la ermita, pero no han podido corroborar la hipótesis.

Lo cierto es que los cimientos de San Pedro Zarikete, que se pueden contemplar bajo el altar, se remontan a los siglos XI y XII. El templo se erigió “al pie de la calzada medieval, junto al río Kadagua, en la ruta de la lana de Castilla al Cantábrico y dentro de la ruta Jacobea que parte desde Bilbao y discurre por Alonsotegi, Güeñes, Zalla y Balmaseda antes de internarse en el Valle de Mena, el denominado Camino de Santiago Olvidado”. Además, la tradición que habla de su poder de convocatoria para hacer frente a los malos espíritus ha atraído a Zarikete a muchísimos feligreses en la romería del 1 de agosto. Este mismo tema protagonizó una visitas de las Jornadas Europeas del Patrimonio en 2019. Tere Pagazaurtundua, que cuidó de la ermita durante tres décadas a sus 93 años, no quiso perderse la puesta de la largo de los retablos tras su recuperación. También acudió el párroco, Fran Pinilla.

La que ha concluido, supone el paso final de las intervenciones iniciadas en 1991 ante el grave deterioro que presentaba el edificio. Las obras comenzaron por una nueva cubierta conservando la estructura principal de madera. El departamento de restauración de la facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco contribuyó sacando a la luz las decoraciones murales de los siglos XIV al XVI escondidas bajo varias capas de cal. En 2002 la Fundación Peñascal realizó un nuevo coro de madera y también cabe destacar la contribución de la Escuela Taller de Zalla, que “desarrolló un trabajo impecable”, según la restauradora Patricia Morenés. En 2012 la ermita de San Pedro Zarikete fue incluida en la declaración del conjunto monumental de los Caminos de Santiago del País Vasco como Bien de Interés Cultural. Y en 2016 se instaló un espacio de exposición que incluye objetos relacionados con su historia milenaria.

Proyecto museístico

En los últimos ocho años se han concedido más de 100.000 euros en subvenciones para la puesta en valor de la ermita. Un emblema del patrimonio para el que el Ayuntamiento de Zalla ha solicitado otra ayuda “para el próximo año”, relacionada con un proyecto museístico, tal y como adelanta la concejala de Comercio y Turismo, Rakel Unzueta.