El interés del Consorcio de Aguas por disponer de un canal de Ordunte en condiciones óptimas no es simplemente por mantenimiento ordinario. Su trazado va a formar parte del anillo de seguridad de abastecimiento que construye el ente, el cual conformará un sistema redundante para toda la metrópoli. La garantía llegará con la posibilidad de abastecer de agua al casi millón de habitantes con suministro tanto del Zadorra como de Ordunte. En caso de que falle, por cualquier razón, una de las dos conducciones se podrá coger agua de la otra.

Para ello, tras ser tratada en la estación de Sollano, el agua que llega de Burgos tendrá dos posibles caminos: el histórico por el canal de Ordunte hasta Bilbao y el nuevo hacia la zona de Enkarterri y Ezkerraldea una vez concluyan las obras de construcción. De este último enlace descrito, la primera fase ya está terminada y en servicio entre Abanto y Sopuerta.

La segunda se ha dividido en dos contratos y recorrerá terrenos de Zalla. El primer concurso está a punto de adjudicarse para empezar la obra en pocos meses, mientras que para el segundo, el CABB está redactando el proyecto. Estos dos tajos por acometer sumaran 40 millones de euros aproximadamente. Las previsiones son que hasta 2026 no será posible cerrar el anillo para tener ese suministro redundante; cinco años en los que se podrán resolver los desperfectos más graves sobre los que finalmente se decida actuar en el Canal de Ordunte.

Una conducción que curiosamente no gasta energía en bombas de impulsión. El agua fluye desde el valle de Mena hasta Bilbao por gravedad, la técnica que idearon los romanos para sus acueductos, al estar la zona burgalesa a más altura que la villa.