Durango y Ortuella son dos de los municipios vizcainos en zona roja. Sus ciudadanos son conscientes de que viven en el filo de la navaja, pero el gremio hostelero se ve señalado, cuando sus representantes opinan que cumplen las ordenanzas especiales dictadas en la pandemia.

Preocupación, desconcierto e incluso indignación la que se respiraba ayer en las calles de Durango. Tras darse a conocer las nuevas medidas, restricciones y recomendaciones del Gobierno vasco y del Departamento de Salud, la reacción de los durangarras no se hizo esperar. Sin duda alguna, los grandes perjudicados de estas restricciones son los hosteleros, que deberán cerrar sus negocios a las 21.00 horas. Muchos de ellos se mostraron indignados con las medidas aplicadas. Iñigo Garrido, responsable del Kale Kantoi, en Goienkale, dejó de manifiesto su malestar al asegurar que "si la situación es tan grave como dicen, lo que deberían de hacer es obligarnos a cerrar y que nos den ayudas".

Y es que desde el inicio de la crisis sanitaria los hosteleros de la comarca sienten que "no levantamos cabeza". Después de los meses de cierre durante el confinamiento de la pasada primavera, los establecimientos y comercios tuvieron que adecuarse a las nuevas exigencias sanitarias para atender a sus clientes. "Estamos acumulando pérdidas porque la Seguridad Social, el IVA, el alquiler, la retención de trabajadores y los impuestos, los seguimos pagando como siempre, con la gran diferencia de que los ingresos se han reducido muchísimo", lamentó Garrido.

Wei Chen, responsable del bar Bowie, situado en la avenida Montevideo, también valoró negativamente las medidas adoptadas. "Tener que cerrar a las 9.00 de la noche nos supone unas pérdidas diarias muy graves para el negocio cuando los gastos van a seguir existiendo. Entiendo las dudas de muchos bares y restaurantes porque esto es inviable y, lamentablemente, muchos no podrán soportarlo", valoró preocupado, antes de añadir que "entiendo que se tomen medidas, así que lo único que nos queda es seguir peleando y animar a todos porque saldremos de esta".

Pese a todo, los hosteleros pidieron que se actúe con prudencia y responsabilidad para que la situación no vaya a más. En lo que también coincidieron los responsables de los establecimientos durangarras fue en catalogar como "más que delicada" la situación en la que quedan sus negocios tras las nuevas medidas adoptadas. "Nos llama mucho la atención que aconsejan que la gente reduzca sus salidas y se quede en casa y entonces, ¿quién va a venir a consumir al bar?", cuestionaron indignados.

Por otro lado, algunos vecinos de la villa también mostraron su solidaridad con los hosteleros. "Entendemos que se tomen estas decisiones de reducir las salidas y los horarios de bares, pero pienso que los hosteleros deberían de recibir alguna ayuda para aguantar el chaparrón", defendió José Luis Pérez, jubilado de la localidad.

Papeleta

En la misma línea se manifestaban los hosteleros y comerciantes de Ortuella, población de Meatzaldea que ayer tuvo el dudoso honor, con 42 casos positivos en una población de 8.500 habitantes, de pasar a ser el sexto municipio vizcaino en nivel rojo, con 502 casos por cada 100.000 habitantes. "Estas nuevas restricciones son una papeleta, lo mires como lo mires", valoraba Marisol Tejera, presidenta de la Asociación de Comerciantes de Ortuella que aglutina a 44 establecimientos de proximidad. "Hasta ahora la gente estaba mentalizándose de que la pelea va a ser dura, y de hecho no ha cerrado ningún establecimiento. Pero esta nueva situación, de la que aún no sabemos nada de manera oficial, es un jarro de agua fría sobre todo para los hosteleros, máxime para los que no tengan terraza", señaló Tejera quien en un ejercicio de sano optimismo considera que este "semáforo rojo que impedirá salir a otros municipios, va a poner de relieve la importancia del comercio local, el que tenemos debajo de nuestras casas".

Claro que como señala David López, gerente del Alkartetxe de Ortuella, el bar con mayor número de mesas en terraza del municipio, esta nueva limitación horaria y de aforo "puede llevar a que se baje alguna persiana, a pesar de que no creo que la hostelería sea el gran foco de la epidemia". López recalcó que "la inmensa mayoría de los hosteleros están haciendo la cosas bien. Hay geles, se vigila el consumo sentado en barra, las distancias de las mesas y el uso de las mascarillas", reseñó. En defensa de su gremio apuntó que "tal vez haya que estar más atentos a lo que pasa cuando se cierran los bares y algunas zonas se llenan de botellones sin ningún tipo de seguridad ni control. Sin embargo, se hace lo más fácil, que es limitar la hostelería", protesta.

En medio, el Ayuntamiento de Ortuella, a falta del decreto que marque el inicio de las medidas del nivel rojo, hizo pública una comunicación en sus redes sociales, en la que dio a conocer la suspensión de las actividades municipales, así como las deportivas que no sean de competición. "Es tiempo de que la ciudadanía sea responsable y limite las relaciones sociales y la movilidad por el bien de todos", recordó el alcalde, Saulo Nebreda.

"Si la situación es tan grave como dicen, lo que deberían hacer es obligarnos a cerrar y que nos den ayudas"

Hostelero de Durango

"Entiendo las dudas de muchos bares porque esto es inviable y muchos no podrán soportarlo"

Hostelero de Durango

"Es tiempo de que la ciudadanía sea responsable y limite las relaciones sociales y la movilidad"

Alcalde de Ortuella

"Lo más fácil es limitar la hostelería, pero hace falta que se controle más lo que hay cuando cierran los bares"

Hostelero de Ortuella