- Voluntarios de la plataforma de makers de Euskadi entregaron ayer las primeras 2.000 viseras antisalpicaduras realizadas con elementos y materiales fabricados con impresoras 3D caseras. Su destino fueron los centros hospitalarios de Basurto, Cruces, Urduliz, Galdakao, Santa Marina, San Eloy e IMQ para que su personal sanitario pueda hacer frente a la pandemia del covid-19. “La prioridad ahora son los hospitales, pero vamos a repartir también a centros de la tercera edad, farmacias, ambulancias, policías, y después, a comerciantes y gente que está de cara al público. Llegará a todo el que lo necesite”, explica Saúl Mayo, uno de los coordinadores de la plataforma ciudadana en Bizkaia.

La iniciativa surgió hace algo más de una semana, con un llamamiento en redes sociales, al que respondieron alrededor de 1.600 personas en Euskadi. “La iniciativa surgió desde la comunidad maker a nivel estatal, nos empezamos a juntar para ver cómo podíamos ayudar, empezamos a diseñar EPI (Equipos de Protección Individuales) que podían necesitar nuestros sanitarios. Fue un movimiento ciudadano, pero crecimos tanto que al final nos tuvimos que dividir en comunidades autónomas”, apunta Mayo.

La respuesta de la ciudadanía ha sido más que buena. A nivel estatal, alrededor de 15.000 personas trabajan en la fabricación de este tipo de material, mientras que en Euskadi son alrededor de 1.600. “Aquí, en Bizkaia, para solicitar la recogida de material ya creado se han apuntado unas 400 personas. Hay gente que, por ejemplo, no tiene impresora y colabora de otra manera”.

Todo el trabajo, desde la donación de material a la elaboración de las viseras, así como el traslado de las mismas es altruista. “No hay ánimo de lucro y es increíble cómo se está volcando la gente”, destaca Mayo. “Ayer (por el lunes), una persona de la DYA hizo casi 400 kilómetros ella sola para recoger casi 1.500 viseras y hoy (ayer) hemos contado con la ayuda de una veintena de taxistas porque no dábamos abasto”, añade. También se han prestado como voluntarias empresas de mensajería. El voluntario vizcaino recalca la importancia de respetar las normas de seguridad establecidas por las autoridades. “Hay que seguir respetando el confinamiento, la gente no tiene que salir de casa para entregar viseras, por eso hemos recurrido a la DYA”, apunta.

Debido al volumen de trabajo, la plataforma ha creado una página web -https://covideuskadi.net- para canalizar todas las solicitudes. En estos momentos, solicitan la donación de material.

Además, se han puesto en contacto con Osakidetza y la Ertzaintza para que les trasladen cuáles son las necesidades reales. “Lo estamos centralizando todo en la página web. Ahí están los diseños y los formularios de recogida, tanto para material donado como para material impreso en 3D. También está el formulario para las solicitudes. La idea es llevar un control. Aun así, estamos desbordados, porque hay mucho trabajo”. Cada voluntario fabrica el producto en su casa con una impresora 3D, aunque desde la plataforma les han trasladado unas pautas y unas medidas de seguridad a la hora de imprimir. Una vez recibido el material, es el propio centro sanitario el que debe establecer sus propios protocolos de esterilización.

La elaboración de las viseras antisalpicaduras requiere en torno a dos horas y media de trabajo, que es el tiempo aproximado que cuesta fabricar el soporte horizontal. Después, se le añade una lámina de PVC, en formato A4, y posteriormente, toda la estructura se sujeta a la cabeza del sanitario con una goma elástica.

De momento, se han entregado solo viseras antisalpicaduras, pero están trabajando para donar próximamente mascarillas y respiradores. “Se está trabajando a marchas forzadas en las mascarillas y en el respirador. Estamos esperando que desde Sanidad aprueben los prototipos que existen”, explica Saúl Mayo.

Los coordinadores vascos calculan que pueden producir entre 600 y 800 mascarillas, a la espera de incorporar más personal voluntario y de involucrar a más empresas vascas en el proceso de fabricación. “Ya se han apuntado empresas de impresión 3D o impresión por inyección: Quien quiere apuntarse lo hace de manera completamente altruista”, subraya el voluntario.

Iniciativa

La iniciativa surgió hace algo más de una semana por parte de la comunidad ‘maker’ a nivel estatal. Se hizo un llamamiento en redes sociales pidiendo colaboración de forma altruista para la donación y elaboración de material de protección sanitaria.

1.600

En este periodo de tiempo, unas 1.600 personas han ofrecido su ayuda y su trabajo en Euskadi. En Bizkaia, unas 400 personas se han ofrecido para la recogida del material ya creado.

2.000

La plataforma ciudadana de voluntarios vascos entregó ayer las primeras 2.000 viseras antisalpicaduras realizadas con elementos y materiales fabricados con impresoras 3D. Asimismo, trabajan para donar mascarillas y respiradores. En este último caso están esperando a que Sanidad apruebe los prototipos que existen.

Solidaridad. El sector educativo se ha sumado a esta ola de solidaridad y en varios centros de Formación Profesional (FP) del territorio se han puesto manos a la obra para crear EPI con sus impresoras 3D. Ejemplo de ello es el centro Calasanz, de Santurtzi, donde, con sus recursos, crean dos viseras cada tres horas y 41 minutos. “Es todo lo que podemos aportar, pero con muchos poquitos podemos hacer muchas cosas”, aseguró Javier Moratinos, director del centro santurtziarra. Los rectores de Calasanz Santurtzi se enteraron de la iniciativa por medio de Tknika y del movimiento maker y no dudaron en sumarse al proyecto. Para ello, se valen del material que tienen para la fabricación 3D de biomodelos, siendo conscientes de que, ahora, sus recursos y su saber hacer son más necesarios que nunca. “Ahora mismo, estamos enfocando la actividad de todos los grados que ofrecemos hacia lo social”, concluyó Moratinos.

“Ayer, una persona de la DYA hizo 400 kilómetros para recoger 1.500 viseras antisalpicaduras”

Voluntario y coordinador en Bizkaia