Muskiz - Cinco años después de que la explosión fortuita de un proyectil le ocasionara la amputación de su pierna izquierda, el trapagarandarra Alfredo Irusta Sampedro sigue disfrutando de la práctica del ciclismo que se convirtió en su mejor bálsamo para superar la tragedia. “Al de quince días de la operación, cuando salió del hospital lo primero que hizo fue subirse a la bicicleta y ahí sigue dando pedales”, remarca su hermano Egoitz -también txirrindulari- que como Alfredo han seguido la estela de su progenitor, el gran ciclocrossman Alfredo Irusta Irusta, fallecido el pasado año. “Nuestro padre fue un gran ciclista que logró muchos éxitos a lo largo de su carrera como ciclista profesional de ciclocross”, resalta orgulloso Alfredo, el mediano de cinco hermanos, que nació en la parte baja del municipio minero un 8 de enero de 1968. Irusta Irusta conquistó tres veces el Campeonato de España en los años 60-70 del pasado siglo y figuró de la partida de equipos tan destacados en la época como Kas, Fagor, Gorbea o Karpy, escuadra con la que puso punto final a su carrera profesional en 1974. “Mi padre fue un gran corredor en una de las mejoras épocas del ciclocross en la que corrió con figuras como José Luis Talamillo -que fue seis veces campeón de España- con Antón Barrutia o José María Basualdo”, recuerda Alfredo, quien siempre gustó de coger la estela del padre si bien el hijo se decantó por el ciclismo en ruta donde a falta de grandes éxitos obtuvo un significado palmarés en los cinco años en los que estuvo en el pelotón profesional.
A sus 51 años Alfredo compagina su gran pasión por el ciclismo con su afición al montañismo y con su trabajo en la empresa de inserción social Urbegi en Balmaseda, donde realiza labores de mantenimiento industrial. Alumno en el C.P. La Escontrilla donde acabó la educación obligatoria, Alfredo ya mostraba maneras sobre la bicicleta desde muy pequeño lo que le llevó al campo amateur tras finalizar una explosiva etapa como corredor juvenil que le llevó al campo amateur hasta que con 24 años dio el salto a la profesionalidad. “Yo de pequeño me pasaba las horas muertas en el taller de Ciclos Hierro por donde iba mucho mi padre. Cuando salía de clase yo iba allí porque para mi era como un salón de juegos, como un paraíso. Recuerdo que todas las paredes estaban adornadas con fotografías y pósters de los mejores corredores cuyos nombras y equipos que me sabía de memoria ”, rememora este padre de familia cuyo hijo se ha decantado por la práctica del atletismo.
“Nunca nos planteamos influirle para que hiciera ciclismo y el ha elegido , lo que lo que queda es ayudarle y apoyarle”, señala este exalumno aventajado de la escuela de ciclismo del Club Ciclista Valle de Trapaga.
Aventajado “En el último año en el que estuve como juvenil l escuela logró el apoyo de Renault Autonervión que aún hoy, más de 30 años después continua apoyando la. Algo muy importante para la promoción del ciclismo y que a mi me llegó ya tarde”, apunta este espigado corredor. De allí Alfredo se enroló en el cafés Baqué “que por aquel entonces era uno de los mejores clubes de Bizkaia y salida natural para los corredores de esta comarca”, comenta Irusta. Posteriormente dio el salto al Kaiku Gurelesa antes de entrar a formar parte del pelotón profesional en el que estuvo entre 1992 y 1996. Premio de la Montaña en la Vuelta al País vasco, Semana catalana, criterio internacional, y un amplio medallero en otras pruebas del calendario conforman el bagaje de este vecino de Muskiz que este domingo será homenajeado por la que fuera su primer club. Será tras el Campeonato de Euskadi de ciclismo adaptado, valedero para la Copa de España, en el que tomará parte junto con cerca de 60 corredores llegados de todo el Estado. Alfredo Irusta, segundo en la clasificación de la Copa de España, comparecerá con la camiseta de la fundación Saiatu. “Siempre emociona correr ante los tuyos”, reconoce.