Se puede querer a dos patrias a la vez, sentir dos tierras como propias y, en muchos casos, todo ello es así porque, evidentemente, esos dos países forman parte del alma de una persona. Eso mismo es lo que sienten muchos gallegos que emigraron a Euskadi y muchos vascos de ascendencia gallega. Corazones que laten sangre de dos procedencias, almas alimentadas por dos culturas que, con sus diferencias, tienen muchas cosas en común. Todo ello está quedando de manifiesto este fin de semana en Sestao con la celebración de la XXXIV edición del Día de Galicia en Euskadi, cita que concluirá esta tarde en la plaza del Kasko, en el corazón de la localidad sestaoarra.

Quizá uno de los mejores ejemplos de que se puede amar dos tierras con gran intensidad es Pilar Rodríguez. Ella es vasca de ascendencia gallega, es decir, una gallega de segunda generación y es la presidenta de la Irmandade de Centros Gallegos de Euskadi y de los Hijos de Galicia de Sestao. “Claro que se puede querer muchísimo a ambas tierras, a Euskadi y Galicia. Soy de ascendencia gallega y tengo muy claro que hay que tener bien presente y preservar nuestras raíces, porque si olvidamos lo que fuimos, no sabremos lo que seremos”, explicó ayer Pilar.

Este evento creado por la Irmandade de Centros Gallegos de Euskadi nació con el propósito de, por un lado, continuar estrechando lazos entre los diversos Centros Gallegos existentes en Euskadi y, por el otro, seguir uniendo, creando espacios en los que las culturas vasca y gallega confluyan. Eso se pudo ver ayer casi constantemente en la plaza del Kasko.

El aspecto cultural y musical tiene un gran peso específico en este evento y por ello José Manuel Salvado Serín no falló a su cita con el Día de Euskadi en Galicia. En su puesto ubicado en la plaza del Kasko mostró los instrumentos artesanos que se crean en Serín Obradoiro de Percusión Tradicional. “Vengo a Euskadi, al menos, dos o tres veces al año y puedo decir que, tras Galicia, Euskadi es el segundo lugar en el que más instrumentos vendo”, señaló José Manuel. En las estanterías de su puesto se pueden contemplar, entre otros instrumentos, panderos gallegos? y vascos. “La principal diferencia entre los panderos gallegos y vascos es que los chinchines de los gallegos van alternos y hay tanto grandes como pequeños, mientras que en el vasco los chinchines van juntos”.

Dentro de la cultura gallega, la gastronomía tiene un papel fundamental. El pulpo, la empanada, las filloas, el Albariño y el Ribeiro son un auténtico patrimonio gallego y no podían faltar en este evento en el que, entre otras actividades, hubo un concurso de filloas y empanadas. En el puesto en el que se recibían los platos estaba Olga González. La suya es una de esas historias curiosas, puesto que es vasca sí, pero no tiene raíces gallegas. “Me atrae muchísimo la cultura gallega”, reconoció. Es más, una cosa le llevó a la otra y lleva ya ocho años colaborando con los centros gallegos.