LO que se formuló como un trabajo escolar para alumnos del grado superior de Técnicos de Laboratorio Clínico y Biomédico del colegio santurtziarra San José de Calasanz ha acabado convirtiéndose en un proyecto premiado en el concurso Banco de Ideas empresariales de Ezkerraldea/Meatzaldea. Un proyecto que añade una herramienta de ayuda para asociaciones, colegios, familiares, y afectados por diversas patologías entre las que destacan las asociadas al espectro del autismo y que tal como remarca el profesor de la asignatura, Álvaro García, reafirma el dicho de que “una imagen vale más que mil palabras”.

El trastorno del espectro autista (TEA) es una afección neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y dura toda la vida. Afecta en cómo una persona se comporta, interactúa con otros, se comunica y aprende. “La decisión de enfocar nuestro trabajo escolar como alumnos de grado fue consensuado entre los participantes. Fue creado para ayudar a personas con diversidad funcional que fusiona la docencia con la sanidad. Para ello creamos diccionarios adaptados a las posibles patologías más comunes que se pueden dar en sanidad con pictogramas. De ese modo las personas afectadas tendrán a su disposición el diccionario para comunicarse de una manera más sencilla”, explica Eider Saiz, una de las componentes de este grupo que resalta que su proyecto es meramente fruto de una propuesta educativa dentro de su propio proceso formativo.

“Nosotros no somos piscopedagogos ni especialistas en este tipo de dolencias por lo que nuestro trabajo debe entenderse dentro de una propuesta para humanizar la sanidad y facilitar la comunicación entre los enfermos y sus médicos”, resaltan desde este grupo que el pasado año se constituyó como asociación en el municipio de Abanto-Zierbena y que para su desarrollo contactó con la Asociación de familias de personas afectadas de Trastorno del Espectro Autista, Apnabi.

Fruto de este trabajo, desarrollado a lo largo de todo el curso escolar, se ha logrado la edición de un libro -patrocinado por Petronor- de 40 páginas en las que se recopilan cerca de 70 pictogramas que aluden a dolencias comunes “pero que a veces son no son fáciles de expresar para personas que tienen una cierta dificultad al hablar”, sostiene Eider Álvarez que señala que el diccionario recoge pictogramas referidos a varios tipos de dolores, temblores, sudaraciones, ardores, toses, caídas, bultos, cansancio, quemaduras, visión...

Editado por Hebras de tinta, el libro Piktegi cuenta con unos 150 libros impresos que según reseñan sus creadores “empezaremos a distribuir a partir de septiembre por diferentes centros de salud de la zona minera y algunas asociaciones de carácter social”. Un empeño social que de momento a nivel escolar ha obtenido una sobresaliente.