Bilbao - A finales de septiembre de 2015, el baño estuvo prohibido en la playa de La Arena por un vertido de aguas fecales durante seis días. Una sobrecarga en la depuradora de Muskiz impidió que todo el caudal que llegaba a la estación se pudiera tratar adecuadamente.

El Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia trabaja ya en la ampliación de esta instalación, la más antigua del territorio, al estar ya al límite de su capacidad. Serán trabajos complejos: no hay más terreno disponible en el que expandir la planta y debe seguir en funcionamiento mientras duren las obras. Será necesaria una inversión de 15 millones de euros para unas obras que comenzarán en otoño del próximo año y en las que ya trabajan tres empresas especializadas.

La estación depuradora de Muskiz, la más antigua de Bizkaia, entró en funcionamiento en 1998 y actualmente trata las aguas residuales de una población de algo más de 15.000 habitantes. Está al límite de su capacidad, especialmente en momentos de fuertes lluvias, sobre todo desde que estas aguas llegan también a las redes municipales de saneamiento.

Por ello, hay que actuar para incrementar su capacidad de depuración y, de esta forma, minimizar los riesgos de que, en situaciones extraordinarias, por ejemplo, de fuertes lluvias, se puedan provocar vertidos de aguas sin tratar al cauce de la ría del Barbadún. Con estos trabajos, se pretende mejorar el sistema de depuración de la planta, lo que redundará en una mayor calidad de las aguas de este estuario y de la playa de La Arena; en definitiva, una mejora medioambiental del entorno.

La intención última es modernizar la planta, utilizando las mejores tecnologías y procesos innovadores existentes en el mercado, para optimizar el proceso de depuración actual, evitando vertidos puntuales de aguas sin el tratamiento adecuado. Además, supondrá también adaptarse a parámetros futuros para las aguas que se devuelven al medio ambiente, que se prevé que serán más estrictos y exigentes que los actuales a medio plazo.

Ya en 2016 se realizó un informe para evaluar la red de saneamiento que llega a la depuradora y analizar los distintos escenarios a futuro, así como el impacto que los vertidos generan en el estuario del Barbadún. Dichos trabajos permitieron determinar las actuaciones que es necesario ejecutar para que la planta disponga de una mayor capacidad de tratamiento. Todas ellas están supeditadas por dos condicionantes que limitan las opciones. Por una parte, la planta debe estar operativa en todo momento, ya sea con los procesos de la instalación existentes, con los de la nueva o con instalaciones provisionales que se puedan implantar, ya que se deben seguir cumpliendo los parámetros que se exigen para el agua depurada en todo momento. Por otra parte, no existe la opción de ampliar físicamente la planta, ya que la disponibilidad de espacio es escasa.

Diálogo competitivo Por todo ello, el Consorcio de Aguas eligió una fórmula que, aunque bastante novedosa en Euskadi, es una práctica habitual en los países anglosajones. Se denomina diálogo competitivo y consiste en invitar a un mínimo de tres empresas para que, entre las tres, definan la mejor propuesta para llevar a cabo la ampliación de la planta. De hecho, ya desde enero las UTE Acciona Agua y Acciona Construcción; Construcciones Sobrino, SAV y DAM, y Drace Infraestructuras han ido desarrollando sus soluciones para definir las obras a ejecutar. El Consorcio ha mantenido reuniones periódicas con ellas, realizando un seguimiento de las iniciativas que iban diseñando para el proyecto. Las propuestas presentadas por los tres licitadores, aunque diferentes, sobre todo en lo relativo al proceso biológico en sí de la depuración, cumplen con lo establecido en las condiciones relativas a la calidad del agua que se devuelve al medio ambiente, su sostenibilidad y eficiencia.

Esta fase acaba de terminar y ahora las firmas constructoras deben entregar sus proyectos de ampliación, junto con la propuesta técnica y la económica. Estas serán valoradas por la entidad consorciada y se prevé que a principios de 2020 se decida qué empresa se hará cargo de redactar el proyecto de construcción y de ejecutar los trabajos.

Si se cumplen los plazos previstos, las obras de construcción comenzarán en otoño del próximo año y se prolongarán durante 32 meses, un plazo necesariamente amplio ya que los trabajos se deberán ir acometiendo por fases, manteniendo en todo momento la planta en funcionamiento.