Bilbao - Escuchar las conmovedoras palabras de Mertxe Chacón al hablar sobre su iniciativa solidaria explica por qué ha sido capaz de reunir hasta 80 toneladas de ropa, alimentos, pupitres, pañales, sillas de ruedas, móviles, pintura... Su voz emocionada, apasionada, sincera y tierna es la que empezó a rular con audios por WhatsApp con una ilusión: enviar material a Burkina Faso, bueno, a su gran amigo Madi, para que él se encargara de distribuirlo allí. “Suele ir al puerto de Barcelona a recoger contenedores y le dije que viniera a Bilbao, que somos muy generosos”, comenta Mertxe, residente en Sarriko. Pero claro, los niveles de altruismo de Bizkaia -y de más partes del Estado, a los que ha llegado este pequeño proyecto- han superado todas las previsiones. “Quiero agradecer a todas y cada una de las personas que han contribuido”, afirma Mertxe emocionada, literalmente.

Esta historia empieza hace cuatro años, cuando esta bilbaina decide ir a Burkina Faso como voluntaria. “A mi llegada a Ouagadougou, creí que me había trasladado al pasado unos 40 o 50 años. Pero bueno, me adapto rápido a cualquier situación. El idioma al principio fue un impedimento. No sé francés ni inglés, pero descubrí que la mímica, un traductor en el móvil y una inmensa sonrisa ayudan mucho”, rememora Mertxe. Y en esos primeros instantes en los que andaba un poco más perdida, Madi fue fundamental y así es cómo comenzó a tejerse una amistad reforzada durante los siguientes años en los que Mertxe regresó al estado del África occidental. “Y este volveré también”, anuncia.

Pero antes de reencontrarse con los niños de los orfanatos y con las personas que están en el centro para discapacitados o de acompañar a las mujeres que han sido abandonadas, esta vez Mertxe habrá hecho algo grandioso: ser la promotora de un envío masivo de alimentos, artículos y productos de todo tipo. “¡Luego vamos a una casa a coger un baño entero!”, aseguraba esta bilbaina ayer por la tarde. El primer contenedor ya está rumbo a Burkina Faso y el segundo lo hará mañana desde Galdakao, desde el polígono Erletxes -plataforma 1, nave 16, y a partir de las 9.30 horas, por si alguien quiere pasarse para ayudar a cargar todo-. Este segundo transporte inicia su andadura desde ese municipio porque allí, gracias a Unai Gorroño que ha cedido su nave industrial, se han podido almacenar las toneladas de donaciones. Porque claro, semejante ola de generosidad necesita un espacio donde guardarse. El hospital de Basurto, donde trabaja Mertxe, ha colaborado en este proyecto, también la ikastola Lauaxeta, que ha donado más de cien pupitres, una clínica ginecológica... y cantidad y cantidad de personas a título personal y de diversos puntos del Estado: “De Madrid, Barcelona, Palencia, Tenerife, Valencia, Gijón...”, enumera Mertxe. “Una barbaridad”, dice asombrada. “Y me he encontrado con historias preciosas, como la de una madre que nos ha dado la silla de ruedas de su hija, que falleció, o la de gente que me ha dicho que tenía ropa guardada como recuerdo de familiares que habían muerto, pero que quería ayudar”, desvela esta bilbaina, artífice de una iniciativa gigante que empezó con un audio de WhatsApp que animaba así: “Es el mejor momento para vaciar trasteros y poner tu corazón en ayudar a alguien”.