Dedican su tiempo libre a acompañar a personas mayores, a impartir sesiones formativas para mostrar la realidad de las personas con discapacidad intelectual, recogen datos meteorológicos para Aemet, preparan un recital para el nuevo coro que acaban de formar... Cientos de personas con discapacidad participan hoy en día en multitud de actividades con presencia en la sociedad. Solo en la asociación Gorabide casi llegan a 900.

Tanto la asociación vizcaina en favor de las personas con discapacidad intelectual Gorabide como otras entidades similares llevan años impulsando iniciativas que impliquen la presencia de este colectivo en actividades sociales y ciudadanas. “Esa línea forma parte de la esencia de la misión de las asociaciones de familias”, recuerda Pablo González, gerente de Gorabide. “Hubo un tiempo en el que muchas de las acciones se sustentaban sobre los servicios, cuando la realidad era una absoluta inexistencia de los mismos. Aunque sigue habiendo necesidades por cubrir, una vez que tienes esa base estabilizada, vas ganando posiciones en poner en valor a las personas con discapacidad”, rememora.

A partir de ahí, se ha ido desplegando una amplia red de actividades: sesiones formativas de los programas Goratu, en los que las propias personas con discapacidad intelectual presentan su propia realidad a diferentes colectivos, y Personas Accesibles, para concienciar sobre los cambios que hay que realizar para hacer los espacios y los servicios más accesibles; la coral Gorabide, puesta en marcha hace dos meses; programas de voluntariado, o el plan de participación en la comunidad. Este último se puso en marcha en 2014 para fomentar la presencia de estas personas en su entorno y se han desarrollado ya medio centenar de acciones de colaboración con colectivos y entidades no vinculados a la discapacidad, como los avituallamientos de los triatlones de Bilbao y Sestao, el concurso de balcones de Sondika, la Mendi Martxa infantil y la Marcha Cicloturista de San Miguel de Basauri, el apoyo al Banco de Alimentos de Sopuerta o las comisiones de fiestas de Abadiño, Artzentales, Berriatua, Güeñes o Lanestosa. “Utilizamos las agendas de actividades públicas que hay en cada municipio e intentamos participar en todos los eventos sociales: fiestas, carnavales, actividades culturales...”, explica el responsable.

La visión que la sociedad tiene de las personas con discapacidad ha dado un giro radical en los últimos diez años. Ahora cada vez se habla más de accesibilidad cognitiva, ha habido personas con discapacidad intelectual que han accedido a un empleo público, se les ha reconocido el derecho al voto... “Son indicadores de un avance social, de la percepción social de las personas con discapacidad”, destaca el gerente de Gorabide. “Y eso, en gran medida, se debe, por un lado, a la estrategia de las asociaciones de familias y, por otra, al liderazgo de las propias personas con discapacidad, que cuando se ponen a hacer ese tipo de cosas demuestran que, con unos apoyos necesarios, como por otra parte necesitamos muchos, son capaces de hacer una aportación a la sociedad”.

Cambio de percepción social La razón por la que se impulsa la participación de este colectivo en diferentes ámbitos sociales es sencilla. “Al final, la misión de las asociaciones es fomentar el reconocimiento de los derechos sociales y ciudadanos de las personas con discapacidad intelectual. Eso está en el origen. Y este tipo de actividades es un soporte extraordinario para lograr esa misión. El reconocimiento de los derechos siempre se sustenta sobre la percepciones sociales de ese derecho; esa influencia, qué mejor que sea en base al roce, a conocer directamente a las personas con discapacidad, a que sean ellas mismas las que puedan manifestar sus aspiraciones y sus deseos...”, enumera González. “Eso va haciendo que haya un movimiento hacia adelante en la percepción que la sociedad tiene hacia ellas. En estos diez años realmente se nota esa diferencia de percepción”. Y pone un ejemplo. “No sería imaginable, hace diez años, decir que las personas con discapacidad tienen derecho al voto, y hoy se ha modificado la ley. Eso se produce porque hay una mayoría social que lo respalda, y ese cambio de percepción tiene que ver con la presencia cada vez más significativa y habitual de personas con discapacidad en la vida social”.

El beneficio es doble. Para los propios usuarios, advierte González, la respuesta en sencilla. “Lo que nos supone a todos”, relativiza. “Todos nos sentimos bien cuando participamos en algo que nos reporta una satisfacción porque aporta un valor y recibimos un reconocimiento por parte de los demás. Exactamente lo mismo las personas con discapacidad, con el añadido de que durante mucho tiempo no han tenido esa oportunidad y eso genera un efecto multiplicador”. Pero también para todo el colectivo y la propia sociedad. “Se les reconoce la capacidad de aportar un valor a la sociedad y, a través de ello, se logra avanzar hacia una sociedad mejor, más diversa”, finaliza el gerente.