NUESTRO protagonista no se lo pensó mucho a la hora de bajar al cauce de la ría ayer por la mañana. Ni corto ni perezoso, y al ver desde la calle Ribera que el cauce ofrecía una de las mareas más bajas del año, descendió por unas escaleras para buscar el boleto premiado que minutos antes le había volado de sus manos. No iba a perder los 100 euros que le habían tocado en una apuesta deportiva realizada en un salón de juegos cercano minutos antes. Lo que no sabía este bilbaino de 54 años era el espectáculo que iba a suponer su temeraria acción.

Todo ocurrió al mediodía de ayer cerca del Mercado de La Ribera. Aitor Uribeondo, cabo submarinista de los bomberos de Bilbao, explicó a EITB como “estábamos revisando los fondos de la ría con la embarcación cerca del puente de El Arenal y vimos que no podíamos pasar hacia San Antón por las piedras y los troncos que había. Ha sido cuando hemos recibido el aviso de que había un hombre andando por la orilla de la ría”. Tras bajar con la embarcación al parque de Deusto y desplazar cuatro vehículos por tierra, fue el propio Uribeondo el que bajó hasta el cauce, rapelando unos seis metros con una cuerda para recoger al hombre. “Había bajado por un acceso complicado y estaba andando por la orilla buscando el boleto, pero no lo encontraba”, indicó el cabo. Nuestro protagonista no quería cejar en su empeño hasta que el bombero le convenció para subir, sobre todo porque el verdín presente en la orilla podía provocar que resbalara y tuviera un percance. Tras asegurarle con un arnés y desplegar una escalera, el arriesgado explorador subió al muelle. Aún así seguía buscando el boleto desde arriba. “No quería salir de allí hasta encontrarlo”, relató el bombero hasta que, por cabezonería o suerte, lo avistó. Así que “hemos tenido que volver a rapelar y bajar porque estaba con esa fijación y si nos hubiésemos ido, habría vuelto a bajar otra vez”, indicó Uribeondo. El bombero especificó que “ha puesto en peligro su vida y si nos pasaba algo a nosotros, le he avisado de que era responsable”. Conseguido su ansiado tique nuestro protagonista volvió al salón de juegos Scala para cobrarlo. Un empleado del local indicó a DEIA que “es un cliente habitual y ha llegado con el boleto mojado para cobrarlo. Tras esperar una media hora, al final le hemos dado el dinero”.

100 euros que igual le salen caros a este osado jugador si el Ayuntamiento le cobra la intervención sin urgencia que movilizó cuatro vehículos de bomberos, una ambulancia y efectivos policiales. Solo la apertura de una vivienda por retén mínimo de bomberos cuesta entre 300 y 600 euros. Ojalá todo quede en papel mojado para nuestro protagonista.