A lo largo de su historia, la sociedad santurtziarra ha destacado por ser muy sacrificada, por esforzarse al máximo para lograr salir adelante y progresar. Todo ello ha sido así gracias a la labor coral de muchos estamentos de la sociedad y, en este aspecto, el sector marinero ha tenido una especial relevancia. Las labores ligadas a la mar han sido, históricamente el motor de esa aldea que, con el paso de los años se ha convertido en una localidad de 47.000 habitantes. En todo este progreso, las mujeres han sido una parte, cuanto menos, tan importante como los hombres, pero hasta hace muy poco no habían recibido el merecido reconocimiento social. Ayer, en el marco del Sardinera Eguna, Santurtzi homenajeó a las rederas, una profesión que estuvo a la sombra de otros oficios como el de arrantzale o las sardineras, pero cuya aportación era básica para que Santurtzi carburase.
Ese reconocimiento del municipio a las rederas quedará para la posteridad en uno de los muros del puerto pesquero de Santurtzi, pared que ha servido de lienzo sobre el que el artista local Jon Mao ha dado vida a un mural que, artísticamente, es una joya. En él, se ve a tres rederas trabajando en pleno puerto y, ahora, harán compañía a los bogadores que, desde 2015, decoran el puerto santurtziarra. Atrás han quedado meses de trabajo, primero de hacer bocetos, luego de preparar la pared en cuestión para que pudiera servir de lienzo para este mural y, finalmente, darle forma y vida a la obra. “Desde el 14 de diciembre y hasta este viernes he estado trabajando en este proyecto que me ha ilusionado mucho, pero al que también le he dado muchísimas vueltas. Estoy muy agradecido al Ayuntamiento por la confianza que depositó en mí encargándome esta obra y espero que los santurtziarras la disfruten y la hagan suya como hicieron con el mural de los bogadores”, afirmó Jon Mao. El acto de presentar en sociedad el mural estuvo lleno de emoción y de detalles que muestran el carácter y la personalidad de Santurtzi. La obra, cubierta por unas redes, fue descubierta por un grupo de mujeres vestidas de sardinera ante la atenta mirada de muchos santurtziarras que esperaban expectantes ante uno de los momentos cumbre de una festividad que lleva un lustro reconociendo el trabajo del sector marinero en la historia local.
Tras ser descubierto el mural, llegaron las felicitaciones para Mao. Amigos, familiares y santurtziarras anónimos se acercaban, saludaban al artista por la obra que ha dedicado a las rederas. “Estas mujeres se merecen un reconocimiento, un homenaje que, hasta ahora, la historia no les había hecho”, reconoció Mao. Por su parte, Aintzane Urkijo, alcaldesa de Santurtzi agradeció al artista “este trabajo que va a hacer más bello si cabe nuestro puerto, uno de los lugares más característicos de nuestro municipio. Ahora, con este mural podremos rememorar y guardar en nuestras retinas el importantísimo trabajo que hacían estas mujeres”, explicó Urkijo.
ofrenda y kalejira La presentación en sociedad del nuevo mural fue el acto central, el más significativo del Sardinera Eguna, pero antes de que se pudiese ver en el puerto la obra de Jon Mao, se vivió uno de los momentos más emotivos de esta fiesta. Con la llegada del mediodía, el Paseo de la Sardinera lució sus mejores galas para realizar el primer acto de la jornada para homenajear a a las rederas. Con la estatua La Sardinera de Lucarini de testigo de excepción, Santurtzi rebuscó en sus raíces, abrió el baúl de los recuerdos para poner en valor una profesión que, a día de hoy, ha desaparecido en la localidad marinera. Sonó la música de la Banda de Santurtzi y un buen número de santurtziarras con sus pañuelos morados y, en el caso de las mujeres, algunas vestidas de sardinera, fueron testigo del homenaje. Las cabezas visibles del reconocimiento fueron la alcaldesa, Aintzane Urkijo; el representante de la cofradía de pescadores, Dani Lucena; la representante de las sardineras, Begoña Martínez y Arantxi Magunazelaia, uno de los pocos testimonios de rederas que aún perviven en el municipio.
Santurtzi escuchó con atención el relato de Arantxi, una voz que hay que conservar para que el municipio no pierda detalles de un pedacito de su historia. “Empecé con 14 años a tejer redes, cuando dejé la escuela. Alguno de la familia tenía que aprender el oficio y fui yo. Era un trabajo muy duro que me enseñó Pilar Miranda. Yo era de las más jóvenes, pero el resto me trataron siempre como a una más. Hay muchas, muchísimas compañeras que se merecen este homenaje”, señaló Arantxi visiblemente emocionada. Tras la ofrenda a La Sardinera, comenzó una kalejira con remeras, sardineras y rederas que llegó hasta la misma rampa del puerto, lugar donde ya se puede contemplar parte de la historia de Santurtzi gracias al mural que sirve de merecido homenaje a las rederas que tejieron el sustento del municipio.