MUNDAKA. Sonríe mientras hojea las páginas de un libro que a golpe de impresionantes fotografías va narrando una parte de la historia de este municipio con pasado y presente impreso. Craig Sage contempla las olas sobre el papel mientras recuerda cómo un día llegó a un pueblo pequeño pero que era conocido a nivel internacional por los amantes de un deporte, el surf. En 1978, hace 40 años, una revista americana publicaba el primer reportaje sobre la ola izquierda de esta localidad vizcaina, la mejor de Europa para muchos, una opinión que este australiano, que dejó su país para disfrutar de un año sabático y que nunca más volvió, comparte totalmente. Sage es un guía perfecto para conocer Urdaibai, no en vano ese tiempo sabático se convirtió en 35 años, los que lleva residiendo en esta localidad. Sabe dónde comer muy bien, los lugares más recónditos y espectaculares, las rutas más apetecibles y muchas más cosas.

¿Se conocía en Australia la ola izquierda de Mundaka?

-El surf era un deporte prácticamente desconocido en esta zona cuando en el 78 se publicó en una revista americana un reportaje sobre la ola de Mundaka. Cuando hablo de desconocida lo digo a nivel general, había alguno que practicaba este deporte, pero eran muy pocos.

Y usted decidió venir a conocerla.

-A mí me habló de ella un escocés y vine en el 80, me volví a ir y regresé en el 82 de nuevo y aquí me quedé. Es un pueblo pequeño y maravilloso. Se puede hacer una vida tranquila, en verano hay más gente pero también me gusta.

Mundaka en agosto se llena de gente, veraneantes y visitantes, ¿le agobia?

-Me gusta la tranquilidad de los meses que no son de verano, pero también me gusta ver a la gente que llega a este pueblo para descansar y relajarse; a los que vienen de fijo les conozco a todos.

Si usted hiciera de guía en Mundaka?

-Todo depende del tiempo que tengamos, nada hay asegurado. Mundaka ofrece muchas cosas: tienes el mar, es uno de sus principales atractivos, pero también se pueden hacer rutas andando, en bicicleta? A mí me gusta mucho pasear, pero también hay una cocina estupenda, se puede ir de pinchos, a tomar una cerveza, un txakoli; Mundaka tiene de todo para disfrutar.

‘Mundaka. Surf to live’, un pueblo a través de sus olas.

-Empieza hablando de los comienzos de Mundaka como puerto pesquero, de la época de los vikingos y piratas allá por 1800 cuando los barcos de vapor cruzaban la ría transportando mercancía. Luego se pasa a hablar de la historia del surf: los primeros surfers, las personas más representativas? También se habla de mi biografía y de una fecha, en 1977, cuando se produjo en la ría un rescate de un pesquero por parte de dos surfers australianos. Aquello supuso un antes y un después en el pueblo.

¿Se les empezó a ver mejor?

-Exacto. Pero aun así...

¿Qué es Mundaka para usted?

-Es mi lugar, es el lugar en el que he hecho mi vida. Aquí está mi familia, es cierto que un día salí de Australia, tenía intención de volver, pero no se dio el caso, me quedé aquí y sacrifiqué a mi familia de allí. A mí me gusta este pueblo, está mi mujer, mis hijos, mis amigos. Me gusta salir a la calle y chocar las manos con los niños. Cuando Mundaka se me hace duro en invierno me voy a Australia. Pero me siento bien aquí, pienso que soy una parte de la historia de este lugar.

¿Sigue siendo el surf su deporte favorito?

-Ha sido mi vida, el motivo por el que estoy aquí, aunque reconozco que los años pasan y que ahora salgo menos a coger olas, a veces sientes pereza. Pero sí, el surf sigue siendo una parte muy importante de mi vida y he vivido gracias a él con la tienda que monté cuando me instalé aquí. Pero Mundaka te permite hacer muchas más cosas, soy muy aficionado a hacer pádel surf; es un deporte ideal para hacerlo en pareja, a Itziar, mi mujer, también le gusta mucho. Me gusta también salir con mi barco, es que en Mundaka hay de todo.

Es usted uno más en Mundaka eso está claro, ¿fue tan fácil al principio?

-Ja, ja, ja? Claro que no, bueno, no todos lo pusieron fácil. Imagínate, unos melenudos, rubios, de ojos azules, de fuera... extranjeros, que vivían en una furgoneta o en una tienda de campaña y que echaban el ojo a las mujeres de aquí, éramos unos?

¿Ligones?

-Creo que peor que eso entonces. Pero han pasado los años y me siento uno más. Mundaka es un pueblo para disfrutar y me ha dado muchas cosas. Este libro Mundaka. Surf to live es un homenaje a este pueblo, un pueblo que siempre ha recibido bien a los que hemos venido de fuera y tiene muchos años de ser acogedor para los que se acercan.

La ola izquierda?

-Es increíble, cuando la vi me enamoré de Mundaka, de su ola, de su gente, no había visto nada igual. En los 80 me atrapó esa ola izquierda de Mundaka, me enamoré y me quedé.

Ha dicho que parece un paisaje de ‘El señor de los anillos’.

-Es verdad esa imagen con las izquierdas largas sacadas desde el cementerio es como ver El señor de los anillos; lo es porque es impresionante.

¿Echa de menos el lugar en el que nació?

-Procuro ir casi todos los años, tengo allí poca familia, mis cuñadas y mis sobrinos. Es un lugar que está muy bien, pero como ya he dicho, me siento tan fenomenal en el Urdaibai, todo el que viene se enamora de este lugar.