Soraya Marcos y melani Llano, bar narú. El veterano establecimiento, que celebra sus bodas de oro, preparó “txitxiki de chorizo como para 200 personas”. Una cantidad que Soraya Marcos y Melani Llano confiaban en agotar dada la excelente acogida del Musika Fest de 2017. “En Balmaseda gusta salir. El pintxo pote de los jueves ha encajado muy bien en los últimos años”, indicaron.

José Ángel Saratxaga, bar Pintxo i Blanco. José Ángel Saratxaga madrugó ayer. “A las 8.30 horas” ya estaba vigilando las putxeras de alubias “para 270 comensales” que preparó. En sus catorce años en el bar Pintxo i Blanco “la crisis nos pilló de lleno y los hábitos de consumo han cambiado”. “Noto que ahora la gente sabe más, y, por ejemplo, se pide un vino en concreto”, precisó.

Alberto Saratxaga, bar Safari. “Vamos a preparar una propuesta para adelgazar: una barbacoa de pintxo moruno, pollo macerado, chorizo casero y panceta”, ironizó Alberto Saratxaga mientras servía una ronda de cervezas a modo de aperitivo. Aunque “es mi primer año en el bar, he nacido en Balmaseda y sé que nos encantan las celebraciones”, así que no dudó en sumarse al Musika Fest.

Balmaseda - Balmaseda huele a alubias en junio. Sí, porque las putxeras “son compatibles con todas las estaciones del año”, aseguró José Ángel Saratxaga, del bar Pintxo i Blanco, que encendió la olla ferroviaria a las 8.30 y la vigiló durante cinco horas. Fue uno de los 14 establecimientos que colaboraron ayer en la segunda edición de Musika Fest. Los bares pusieron de su parte la comida: raciones de primeros y segundos platos a un euro y postres por 50 céntimos. Los nueve grupos que se alternaron en tres escenarios diferentes del casco histórico, el ritmo durante diez horas.

La asociación de hostelería de Balmaseda, Hostebal, reeditaba el evento musical que persigue “dar ambiente al pueblo”, según contaba Jon Mikel González, quien añadió que “quizás nos falta más oferta en restauración”. Al frente del bar Skamata, es uno de los impulsores del evento en colaboración también con el Ayuntamiento y ayer preparó “arroz con pollo para unas 200 personas”. Balmaseda Musika Fest debutó el año pasado con un inmejorable sabor de boca. Tal es así que en esta segunda ocasión los participantes hicieron acopio de previsiones para que los espectadores pudieran enlazar comida y cena. Y es que el año pasado prácticamente todos agotaron las raciones especiales que cocinaron expresamente.

Con el público protegido bajo las sombrillas de las terrazas y mirando constantemente al cielo por la previsión de tormentas, sobre todo de cara a la tarde, la música empezó a sonar en la plaza de los Fueros a las 13.00 horas de la mano de Detractors, una banda bilbaina de funk soul que sacan sonido hasta de los instrumentos en desuso. A las 16.45 horas tomó el relevo en ese mismo lugar Mamagig’s, un grupo de country rock compuesto por del Txorierri que ha obtenido premios en el Pop Rock Villa de Bilbao y ha actuado en el Azkena Rock. Los últimos en desfilar por la plaza de los Fueros fueron La Costa Oeste. El programa se ensambló de tal manera que la música se escuchara prácticamente de forma ininterrumpida entre los tres escenarios acondicionados. A diferencia del año pasado, no todos rotaron por todos para facilitar el despliegue técnico. En la calle Correría abrieron fuego Cloverwind a las 15.30 horas. Su estilo folk recordó a los balmasedanos los sonidos del mercado medieval, una de las citas más potentes del año para la hostelería de Balmaseda junto con la Pasión Viviente, tanto para quienes trasnochan el Jueves Santo después de asistir a la representación de la Última Cena como para quienes madrugan al día siguiente para seguir el desenlace. Además, se celebran dos jornadas de pintxo pote. “Los jueves se organiza en el casco histórico y los viernes recogen el testigo en la Avenida de las Encartaciones”, el ensanche de Balmaseda ya fuera de la trama urbana que conserva su configuración medieval y concentra la mayor parte de los monumentos, como la iglesia de San Severino y el palacio Horkasitas. Volviendo a la calle Correría, a las 19.15 horas cogieron el micrófono los miembros del grupo Even Mud para presentar su último disco.

Y a las 23.00 horas clausuraron el maratón musical Blanco y en botella. En el transcurso de esta actuación se sortearon 200 euros entre quienes realizaron consumiciones por importe superior a dos euros en los bares que forman parte del festival. Se identificaron con una banderola negra que lucía la inconfundible silueta del Puente Viejo.

Raciones Variadas El estandarte de la puerta de entrada al bar R&B se distinguía desde lejos. “Nosotros hemos preparado ensaladilla rusa, pero vamos a esperar un poco más a sacarla, para que se conserve fresca”, comentaba Irati Gardeazabal desde la barra. Desafiando a las elevadas temperaturas, en el bar Lekuona tentaron a los clientes con patatas a la riojana. Itxaso de la Hera, que regenta el establecimiento desde hace seis años”, unió fuerzas con su padre, Tomás. “Este tipo de actividades nos ayudan a dinamizar el municipio, hacen falta porque el sector está cayendo. No hay trabajo ni dinero”, valoró. Los establecimientos ofrecieron raciones para todos los gustos. Además de los mencionados, se pudieron probar entre, otros platos, las paellas del bar Iturriondo, las ensaladas de pasta del Geo Cocktail -que mañana presentará su nueva carta de cócteles-, las alitas de pollo del pub Sitio, una barbacoa en el bar Safari o el txitxiki con patatas del Narú. “Es lo menos que podemos hacer por los clientes que vienen al bar durante todo el año”, agradecieron Soraya Marcos y Melani Llano. El casco histórico de Balmaseda “es el espacio perfecto para salir a dar una vuelta y alternar. Y en verano con las terrazas en la calle la gente se puede quedar hasta pasada la medianoche”.

Muy cerca del Narú el grupo C.R.A.S. hizo vibrar desde las 14.15 horas a quienes se congregaron en el tercer escenario, habilitado en el puente del Millonario. El dúo nacido este mismo año hizo un repaso por algunos clásicos de la música y también tocó temas propios. A las 18.00 horas Ou Mama sorprendieron con un espectáculo que desde el Área de Cultura del Ayuntamiento de Balmaseda calificaron de “único”, con “una mezcla de espectáculo, comedia, vodevil y concierto didáctico a través de los orígenes de la música negra estadounidense para recuperar y dar a conocer su legado en la posterior y más conocida música rock”. “El espectador se convierte en cómplice y parte activa del show en un viaje repleto de momentos divertidos con un punto surrealista”, describieron. Completó el cartel del puente del Millonario Atlántica desde las 21.45 con su “rock moderno con tintes de muchos estilos” y un plantel “renovado al pasar de trío a quinteto”.

Balmaseda, que acortó la temporada cinematográfica del Klaret Antzokia por el aluvión de eventos que se concentran en el municipio casi todos los fines de semana desde el mercado medieval de mayo, ya mira a su próxima cita. A mediados de julio las habaneras del Carmen sacarán el ritmo más tradicional. Las fiestas se vivirán en las plazas, en las txosnas y en los bares, invitan desde la asociación de hostelería.

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