Carlos Zárate

Gatika - Descansa, entrena, come. Por ese orden. El gatikarra Julen Ramírez tiene muy claro cuáles son los pasos a seguir para obtener resultados. Hace cinco años se adentró en el mundo del culturismo natural, una exigente disciplina deportiva en el que no se permite la ayuda de fármacos y métodos prohibidos para ayudar al crecimiento muscular. Precisamente, la ausencia de dopaje es lo que le hace estar, a su juicio, a la sombra del culturismo tradicional, más reconocido y popular, en el que todo está permitido para conseguir los músculos deseados.

“El culturismo natural no vende tanto, no hay un negocio por detrás que lo sustente donde todo son intereses económicos”, sostiene Julen, quien advierte de la repercusión sobre los jóvenes que buscan resultados inmediatos. “Tienen como referentes a culturistas que no son naturales y que venden una imagen irreal, la de poder cambiar de cuerpo en poco tiempo”, indica. En su caso, haber accedido a la Asociación Española de Culturismo Natural le ha permitido despejar cualquier sombra de duda.

“Nos sometemos a controles antidoping”, asegura. Es la forma de verificar que en su trabajo no hay atajos. “Si das positivo te enfrentas a una sanción de por vida, te ponen en una lista negra y una multa económica de 6.000 euros”, explica. Una reglamentación estricta que obliga a una gran dedicación. “Soy natural, pero mi cuerpo no es producto de una dieta milagro ni de unos meses entrenando. Llevo desde los 16 años en el gimnasio y ahora tengo 34”, destaca. Dos décadas cultivando su físico y también su mente. “He estudiado para incrementar mis conocimientos sobre cómo trabajar el cuerpo. Soy entrenador personal nivel 3, tengo un máster en nutrición, soy masajista deportivo y osteópata”, indica.

Su alimentación está perfectamente controlada, así como el uso de suplementos legales. “La suplementación está permitida siempre que sea natural, sin productos químicos. Todo lo que tomo está en los alimentos. Por ejemplo, el suero de leche contiene un 99% de proteína y es lo que tomaban antiguamente los aizkolaris”, explica. “Para mí, la alimentación es entre un 10 y un 15% del trabajo. Lo más importante es descansar bien”, destaca. “Un día de juerga equivale a cuatro días de pérdida de preparación”, añade. Deportista casi desde la cuna, el ejercicio físico es parte de su vida. A los seis años probó con el taekwondo y luego con el rugby, el cual practicó hasta los 20 años. “Tuve una lesión y me metí en el remo”, explica. Tras bogar en destacadas traineras como Urdaibai, Kaiku, Hondarribia, etc., en 2013 se adentró en el culturismo.

“Ese mismo año fui al campeonato de Euskadi en Gernika. Fue un año difícil en el que afronté una dieta para definir muy dura. Cuando dejé el remo estaba entre 80 y 81 kilos”, recuerda. Ahora ha ganado varios kilos de músculo. “Hay gente que se sorprende cuando le digo que he tardado un año en subir un kilo”, reflexiona.

En 2015 abandonó definitivamente su segunda etapa en el rugby tras una grave lesión en la rodilla. A partir de entonces, se dedicó de lleno al culturismo. Actualmente, dedica una hora diaria durante cuatro días a la semana al entrenamiento con pesas y luego le gusta “ir a nadar a la playa”, desvela. Poco a poco ha ido obteniendo reconocimientos en competiciones a nivel estatal. Un camino pedregoso en un mundo muy subjetivo. “Los criterios de valoración se basan en una serie de cánones, pero al final depende de la opinión de cada juez”, detalla. La modalidad en la que participa, Men´s Physique, valora principalmente la estética, en vez de un desarrollo muscular extremo.

“Hay que tener una cintura estrecha y una espalda ancha. Las piernas no son tan importantes porque se compite en bañador largo, aunque para desarrollar la zona abdominal hay que trabajarlas”, analiza. El próximo 23 de junio pondrá a prueba su dedicación en el campeonato europeo en Barcelona. “Esta disciplina es una lucha contra ti mismo”, concluye.