Estos días son miles las personas que hincan los codos para sacar adelante una oposición. Son días de jornadas maratonianas de estudio, nervios... También para Lourdes Ruiz y Jorge Toscano. Ellos intentarán sacar el sábado una plaza en la OPE que ha convocado la Diputación. Con una pequeña diferencia: será la primera vez que se reservarán algunas plazas para personas, como ellas, con discapacidad intelectual. “Ahora sí sentimos que podemos aprobar una oposición”, aseguran. Se les notan los nervios de última hora. Les restan dos días para enfrentarse al primer examen, el teórico, del proceso selectivo. Será este sábado, en el Palacio Euskalduna. Llevan meses preparándose para ese momento, haciendo malabares para combinar su trabajo por la mañana y las clases en la academia por la tarde. Y arrancando todas las horas que pueden al reloj para seguir repasando el temario.

Por primera vez en su historia, la Diputación ha convocado cinco plazas dirigidas específicamente a personas con discapacidad intelectual. “Es una oportunidad para conseguir un empleo seguro y con un buen sueldo”, reconoce Jorge Toscano. Para Lourdes Ruiz, representa la posibilidad de “acceder a un empleo ordinario, trabajar con gente normal y tener más estabilidad”. Los dos se han presentado ya a oposiciones ordinarias y se han enfrentado a las dificultades de comprensión que les suponían sus soporíferos temarios. “Yo he hecho oposiciones para Osakidetza pero ahora veo una oportunidad para poder aprobarlas”, reconoce Jorge. “Lo que ha hecho Diputación es dar derecho a optar a una oposición a estas personas que hasta ahora no lo habían tenido”, destaca Jugatx Menika, coordinadora de Lan Eskola de la entidad, que ha ayudado a decenas de miembros de Lantegi Batuak a preparar estas oposiciones. “Estas personas son 100% capaces siempre y cuando adaptemos los entornos, que son los discapacitantes en muchos casos”, defiende.

Lourdes y Jorge son dos de las más de 200 personas que se han inscrito para optar a esas cinco plazas de subalterno. Llevan desde febrero estudiando para esta prueba. Lourdes se levanta todos los días a las seis de la mañana, va a trabajar en una brigada de limpieza, come y acude, dos horas todas las tardes, a la academia adaptada de Lantegi Batuak en la que prepara la oposición. “Es muy cansado pero es algo que hago a gusto”, reconoce. La agenda de Jorge, que trabaja en las oficinas centrales de la entidad, es prácticamente idéntica. Antes tenían una tarde libre a la semana pero ahora, con el examen a la vuelta de la esquina, ni eso. Y cuando salen de las clases, se van a una biblioteca a seguir estudiando o repasan en casa. “Las dos horas que estás en la academia no son suficientes”, advierte Lourdes.

Ante la convocatoria de la oposición, la entidad preseleccionó a 95 personas que pensaban que podían tener más posibilidades de aprobar el examen, de las que finalmente se filtraron 26. “También hay otras 55 personas a las que hemos asesorado sobre cómo hacer la solicitud, les hemos facilitado los materiales...”, explica Jugatx Menika.

Materiales adaptados El temario de la oposición es el mismo que para una prueba ordinaria, con temas como la Constitución y las Juntas Generales, estructura de la Diputación, procedimientos administrativos o prevención de riesgos laborales. Sin embargo, disponen de materiales adaptados a sus capacidades de comprensión, en formato de lectura fácil, mucho más concisos y claros, un tamaño de letra determinado, con pictogramas y frases simples. “Yo he preparado oposiciones ordinarias, por ejemplo de Correos, y los libros son mucho más complicados”, reconoce Lourdes. Jorge, que tiene un grado de FP de Administración y Finanzas, lo ilustra con un ejemplo. “Tienes que saber el contenido de los artículos de la Constitución pero no el número de artículo al que pertenece”, explica. Esta simple adaptación del temario les ha llenado de confianza en sí mismos y permitido alcanzar unos resultados extraordinarios. “Yo no pensaba que iba a llegar a un nivel así; creía que me iba a quedar en un 7 pero estoy sacando 10 en los exámenes. En las otras oposiciones no he conseguido nada de eso; ahora, sí”, afirma, orgullosa, Lourdes. Una prueba: ¿De qué año son las Juntas Generales? Jorge se apresta a responder. “Primero de 1452 [redacción del Fuero Viejo] y luego de 1526 [redacción del Fuero Nuevo]”. Bingo. “Están haciendo un esfuerzo enorme”, admite Jugatx.

Además de adaptar el propio temario, han tratado de que también la metodología fuera lo más dinámica y ágil posible, desarrollando incluso un juego de móvil, una especie de trivial on line, que ha sido todo un bombazo para los estudiantes y que permite repasar conceptos de una manera lúdica. “Yo estoy siempre con el móvil jugando, tenemos un pique...”, admite riendo Lourdes. “Queríamos hacer de la formación un disfrute, un juego, para facilitar ese proceso de aprendizaje”, explica Jugatx. Pero, como siempre, hay ladrillos que se atraviesan. En eso coinciden; lo que más les está costando es la parte de prevención de riesgos laborales. “La Constitución es fácil... Este ámbito es más técnico, más complejo, tiene más contenido”, advierten. Y más que este primer examen teórico, les impone más la posterior prueba práctica, en el que tendrán que demostrar frente a un tribunal cómo se desenvuelven con una encuadernadora o una plastificadora. “Te van a mirar la destreza, el tiempo que tardas... Pero puntuar eso va a ser muy subjetivo”, muestra su preocupación Jorge.

En la academia han hecho ya varios simulacros de cómo será el examen, con toda la solemnidad que rodea un acto de este tipo. “El hecho de presentarse a un examen puede terminar bloqueando a cualquiera y, cuando no hay tanta costumbre, con más razón. Todos los meses de estudio se pueden venir abajo en un momento así que hemos querido ensayar el examen real para dotarles de seguridad, autoconfianza...”, advierte la coordinadora. Hoy en día les pueden las ganas de que llegue el sábado. Se enfrentan al gran día con una mezcla de nervios e ilusión. Ellos serán los primeros que demostrarán a toda la sociedad que son capaces de aprobar una oposición y trabajar como uno más en la Administración. Ahora, una vez abierta esta primera puerta, les gustaría que en el futuro se convocaran más plazas para personas con discapacidad intelectual. “Es una oportunidad muy ilusionante”, coinciden ambos.