GORLIZ ha prendido la mecha festiva, ya ha encendido sus fogones de diversión para cocinar unos momentos lúdicos con unos buenos sacramentos: cuadrillas, risas, piques, música... El concurso de alubias encendió ayer el calendario de actos extrovertidos del año en el municipio, que llega al clímax con las celebraciones de Santiago en julio, pero que goza con otros instantes joviales, como el concurso de caracoles en el puente de diciembre y este propio certamen de putxeras, cuando la primavera -al menos de manera teórica- ya se ha asentado. Así que lo que tocaba ayer era buen rollo con la tripa llena de alubias. Esta iniciativa gastronómica alcanzó su octava edición y lo hizo con unos cuantos ingredientes novedosos.
El primero de ellos es que fue el Ayuntamiento gorliztarra el que se puso el delantal para organizar el concurso. Hasta ahora, había sido la asociación de comerciantes y hosteleros de la localidad la que se encargaba de los preparativos, pero los momentos de dudas que atraviesa la plataforma Goskoa provocaron que no se pudiera hacer cargo del evento. Lo que sucede es que la actual junta directiva de la asociación no va a continuar con su labor y el relevo no está asegurado, por lo que pende de un hilo la supervivencia de la agrupación que representa al sector en el municipio -que supone la principal fuente de empleo-. Así, era seguro que Goskoa no iba a organizar este año el certamen de alubias y por ello, el Consistorio salió al rescate. Las alubias no podían quemarse después de siete años de buen sabor de boca. “Era una pena dejar en la estacada este concurso”, admitía ayer la concejala de Cultura, Vanessa Murua.
De esta manera, las putxeras volvieron a entrar en ebullición ayer en Gorliz, manteniendo las mismas reglas de participación. Pero en el menú actual hubo más cambios; la otra variedad con respecto a etapas anteriores fue la ubicación de las cuadrillas participantes, puesto que el Ayuntamiento optó por colocarlas en la calle Itxasbide -la principal de la localidad- y cortar el tráfico. “Los años anteriores ya habíamos tenido algunos problemas con los vecinos de la plaza Iberre”, señaló la edil gorliztarra. Y es que algunos residentes se quejaron de la suciedad y el ruido generado en el marco del concurso. Por eso, en la pasada edición ya se decidió mantener la plaza Iberre como cocina pero no bajo los soportales. Pero este año, la nueva receta ha ido más allá. “Vamos a probar y ver qué tal va la experiencia”, indicó Murua.
En este sentido, algunos de los concursantes mostraron su malestar con esta nueva localización. “No es la idónea”, comentaban en la cuadrilla Armintza. “Podríamos estar en alguna de las plazas, en el frontón...”, recomendaban en el grupo Biritxiotzean. Otros defendieron posturas más tajantes. “Como el año que viene no mejore, este va a ser el último en el que participemos”, sostenían los integrantes de Hirukoak.
La instalación en la calle Itxasbide propició que las cuadrillas se colocaran unas alejadas de otras a lo largo de toda la vía, por lo que el ambiente era distinto al de otras ediciones, con un contacto entre los participantes que era mucho más reducido. Además, al estar al descubierto, las cuestiones logísticas se complicaban para los asistentes al certamen, ya que no todos podían contar con toldos... Y tal y como salió el día de ayer, se antojaban necesarios... “Nosotros hemos sido listos y nos hemos cogido la marquesina del bus”, bromeaban los jóvenes de Armintza. “Hemos estado dudando en si traer o no para taparnos, como estaba el día nublado pero tampoco llovía, al final no tenemos...”, reconocían en el grupo Biritxiotzean.
A disfrutar No obstante, pese a todo, las risas invadieron Gorliz ayer en una jornada para pasárselo bien e intentar conquistar los premios que reparte el concurso: 200 euros, txapela y pulsera para el ganador; 150 euros y putxera de plata para el segundo clasificado y 100 euros y putxera de bronce para el tercero. Además, las mejores alubias locales también se llevaron 100 euros y aquellos grupos que quedaron entre la cuarta y la décima posición consiguieron lotes de queso y vino. Entre las sesenta cuadrillas que se presentaron al concurso gorliztarra estaban Andrés Zarraga e Izaskun Aurrekoetxea, vigentes campeones del mítico certamen de alubias de Balmaseda y del campeonato de Bizkaia, respectivamente. Así que Gorliz se chupó los dedos ayer.