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La pasión de un tercer tiempo anticipado

La pasión de un tercer tiempo anticipado

JUEGUEN con el corazón que con esta camiseta no se cansa nadie”. Esa fue la arenga previa al test contra los All Blacks en 1985 pronunciada por el legendario apertura argentino Hugo Porta. La frase contiene el espíritu de un deporte que tiene más de verso que de dura prosa, por mucho que proyecte, entre los profanos, una imagen violenta. En alguna ocasión oí que si el rugby es solo un deporte, el corazón es solo un órgano y algo de verdad encierra esa apasionada expresión. ¿No les decía lo del verso...? Cómo no sentirlo así si la inmensa mayoría de los jugadores no se sienten contrarios, sino adversarios. “Juegan al rugby y por tanto tienen en común conmigo mucho más que cualquier otra persona que no juegue al rugby”, escuché ayer a mi espalda. Me emocioné.

Ahora, cuando San Mamés llora de fútbol -¡ay, Athletic, qué año de fatigas!- se apresta a gozar con el rugby. Llega como la prenda estrella de la temporada primavera-verano y en Basquery mostraron ayer los primeros adelantos: una exposición-homenaje al rugby Bay of Biscay. La muestra fue toda una pasarela de fotografías, balones ovalados, equipaciones, vídeos y libros cargados de historia, espolvoreados por todo el local, alfombrado con césped artificial para la ocasión. La exposición contó con el apoyo del Universitario Bilbao Rugby, con Aitor Jauregi al frente; el Getxo Rugby Taldea, con Alberto Zubeldia en la representación; el Gernika Rugby Taldea, con Iñaki Uribe como embajador plenipotenciario, y Durango Rugby Taldea, con José Ignacio Azurmendi en el papel de representante, los cuatro pilares del rugby en Bizkaia.

No me gusta el rugby por violento, sino por inteligente dijo la escritora francesa Francoise Sagan. Pudo comprobarse al observar los tesoros expuestos. Darán fe de lo que digo los participantes en la patada de salida, desde Jon Etxeberria, jugador legendario de rugby, hasta Oihane Agirregoitia, pasando por Xabier Ochandiano, la diputada Lorea Bilbao (tras fotografiarse acunó el balón como si fuese un recién nacido y salió corriendo con él: no le siguieron cuando debían haberlo hecho para evitar que ensayase...), Aitor Elizegi, presidente de Bilbao Dendak y anfitrión en el Basquery junto a David Martínez, Oskar Martínez, Naiara Álvarez y José Luis García, Txete, y un buen número de asistentes, muchos de ellos jugadores de alto nivel.

Una vieja frase escocesa referente a este deporte decía algo así: es más temible un equipo de ciervos dirigidos por un león, que un equipo de leones liderados por un ciervo. La habrá escuchado alguna vez Ángela Pérez, jugadora que jugó en aquellas tierras del norte a su paso por Erasmus. Era una de las presentes. Junto a ella estuvieron Javier Basco, los hermanos Jon y Xabier Gorostiaga, Manex Unzurrunzaga, los también hermanos Oier e Iraia Martínez, Pablo Nolascoa; Iker Olaeta, Nicolás Martínez, Mateo Bast, Eduardo Maidagán, Maite Bilbao y Elene Egiarte, prestos para una melé; Borja Lozano, Lourdes Núñez, Jon Soto; dos viejos leones como Jon Pérez, Bolo, y Edu Alonso; Julio Alegría, quien recordaba sus años de juventud en los que jugó al rugby; Thibault Paoulou, José Ramón Taranco, hombre fuerte de Laboral Kutxa; Iñaki Uranga, José Mari Amantes, Jon Andoni Zarate, Javier Olarreaga, Joseba Zarate, José Luis Igartua, quien se dio de bruces con este apasionado tercer tiempo anticipado; Fernando Marín, Luis Mendizabal, Vanesa Pérez, Javier Hernández, Olatz Mendibelzua, Joserra Iriarte, Iñaki Martínez, Unai Marín y una legión de seguidores del rugby, este deporte que llega a Bilbao para traernos, a la mano, la ilusión de una historia nueva para muchos de los bilbainos por mucho que el rugby peine canas y tenga el aroma de los güisquis viejos. Si quieren conocer algo más, con desviarse un ratito hacia el Basquery estarán servidos. Bien servidos.