La importancia del número en el vino
hAN revelado su verdad mil y un filósofos - “in vino, veritas”, dijo Plinio, El Viejo al quinto trago...- y han cantado sus excelencias mil y un poetas -de entre todos los versos me quedo con aquel de Eduardo Galeano cuando dijo que todos somos mortales hasta el primer beso y la segunda copa de vino-, pero alrededor de la botella, que tantos ingenios despierta, cuadra en la historia de hoy, por encima de todos ellos, aquel pensamiento de la actriz Joan Collins, cuando dijo que la edad es sólo un número. “Es totalmente irrelevante a menos que, por supuesto, usted sea una botella de vino”, añadió, contundente.
He ahí la importancia del número en el vino: la edad. Hay otras cifras a considerar en la crónica, ya digo. Para empezar porque trae la noticia de la celebración del III Salón Selección Guía Peñín Bilbao, impulsado por el presidente de la Guía Peñín, Patricio Satrústegui, y su director general, Adolfo Gatell, los dos comandantes en jefe de esa navegación en un mar de copas. Tras el éxito de las dos primeras ediciones, Guía Peñín volvió a reunir una selección de los mejores vinos de España (90 puntos o más) según sus criterios y los vinos con la mejor relación calidad-precio (3, 4 ó 5 estrellas) según la Guía 2018, un termómetro que sube la temperatura de los paladares más exigentes. Hubo, entre las mesas expositoras, más de 220 referencias de muy diversas denominaciones de origen, desde Rioja a Jumilla, pasando por Rueda, Somontano, Castilla León, Ribera del Duero, Bizkaiako Txakolina, Penedés, Toro, Ribeiro, Rías Baixas, Alella, Cava, Cariñena, La Mancha, Priorat, Valencia, VT Castilla, Yecla, Bierzo, Navarra o Calatayud, 22 tierras de vino fabulosas que redondearon una jornada fabulosa en torno a los elegidos nietos de la uva, espolvoreados por las 29 mesas habilitadas. Lo dicho, todo leído al compás de la aritmética.
Hay que admitirle al jamón de Teruel su papel de galán entre tantas botellas. Lució en todo su esplendor en el Gran Hotel Dómine, la tierra elegida para la mayúscula exposición. A la cita no faltaron Mikel Díaz de Argandoña, el fotógrafo Txema Maura, Carlos Silva, Javier de la Cruz, Oskar Santana, el futbolista del Athletic Kike Sola, Marcelino Gorbeña; el bodeguero Manu Calera, acompañado por su hija, Verónica Calera, Cristina Palacios, Juan Carlos Agirre, Beñat Igartua, Pepa Gandarias, Andoni Madariaga, Gonzalo Zarate, Iñaki Mendizabal, Idoia Urrutia, Joseba Azkarate y así toda una legión de invitados que fueron pasando por el salón noble de la mañana a la tarde.
No fue un encuentro a campo abierto sino un coto cerrado para hombres y mujeres que trabajan alrededor del sol del vino. Estaban invitados profesionales con capacidad de compra (restauración y hoteles, tiendas especializadas, distribuidores, grandes superficies, catering y prescriptores), así como la gente de la prensa. A la cita no faltaron, por ejemplo, Álvaro Cerrado, Markel Iribar, hijo del mítico José Ángel; Juanjo Olabarri, Luis Corral, Guillermo Castaños, Celia Bejo, la enóloga Itxaso López, Luis Pastor, María Esther Díez; el sumiller de cabecera de la Sociedad Bilbaina, Roberto González, Javier Agirrezabal, Joseba Madariaga, Juan Carlos Martínez, Izaskun Odriozola y mucha otra gente que profesa fe contrastada a la Guía Peñín.
A lo largo de lo que resta del año la guía recorrerá Asia -Singapur, pongamos por caso-, Ciudad de México, Nueva York, Moscú, Tokio, Tenerife y Madrid, siete ciudades cinco estrellas en el mundo del vino, tierras en las que los paladares se muestran de lo más exigentes. Muchos de ellos conocen bien el secreto que nos reveló Lord Byron tiempo atrás, cuando nos dijo aquello de que el vino consuela a los tristes, rejuvenece a los viejos, inspira a los jóvenes y alivia a los deprimidos del peso de sus preocupaciones.