Los piratas ecológicos toman Getxo
Alrededor de 3.000 personas visitaron ayer el Bob Barker, un barco de una organización encargada de velar por la conservación de la fauna marina
bilbao - “Somos piratas buenos”; “Pero, no lleváis parche en el ojo”, eso es porque “somos piratas ecológicos”. Así se presentaron los integrantes de la tripulación del barco Bob Barker, que arribó el viernes al muelle de cruceros de Getxo ante la presencia de un numeroso público, con gran predominio de niños, con el objetivo de aprovechar “la parada técnica” de la embarcación para bucear en sus entrañas.
De la mano de la organización ecologista internacional Sea Shepherd Conservation Society (SSCS), que lucha por la conservación de la fauna marina, alrededor de 3.000 personas, según estimaron los organizadores, realizaron visitas guiadas para descubrir el interior de este barco destinado a “acabar con la destrucción del hábitat y la matanza de la fauna en los océanos del mundo con el fin de proteger y conservar el ecosistema y las especies”, indicaron desde la organización.
La masiva respuesta del público provocó que se registrasen importantes colas a la entrada de la terminal de cruceros desde las diez de la mañana, cuando comenzaron las visitas. “Vas a ver un barco pirata”, alentó una madre a su hijo, emocionado ante el coloso de 51,39 metros de eslora (largo) y 9,05 de manga (ancho), con bandera holandesa y construido en 1950 como ballenero noruego.
El presentador estadounidense Bob Barker donó cinco millones de dólares para que Sea Shepherd lo comprase y reparase. “Hubo que añadirle un doble casco a la embarcación para poder llevar a cabo las acciones directas, por lo que es como un barco dentro de otro”, explicó Sergio Reyes, coordinador de la organización de la zona de Levante en España y uno de los guías encargados de los tours.
“Subid a bordo de cuatro en cuatro, es por seguridad”, advirtieron. Actualmente, su característica pintura de camuflaje ha dejado paso a un color gris más neutro. “En la campaña de la Antártida se pensó que era mejor por el reflejo de la luz”, explicaron.
“Llevamos a cabo acciones directas en las que nos jugamos la vida. Si hay que chocar con un barco, se choca”, subrayó Reyes, sobre las estrategias desplegadas por la organización por todo el mundo. En concreto, Sea Shepherd usa “innovadoras tácticas de acción directa para investigar, documentar y actuar cuando sea necesario sacar a la luz y enfrentarse a actividades ilegales que se dan lugar en alta mar. Salvaguardando la biodiversidad de los precariamente equilibrados ecosistemas oceánicos, trabajan para asegurar “su supervivencia para futuras generaciones”, esgrimen. “No aceptamos dinero de los gobiernos porque así somos libres”, subrayó Reyes.
TOUR por las entrañas “¿A qué hora vais a salvar ballenas?”, le preguntó uno de los pequeños visitantes. “Salvamos ballenas, delfines y todo tipo de animales? ¿quieres venir con nosotros?”, le contestó Reyes, quien también explicó el motivo de la calavera, símbolo de la organización.
“Se pensó que ya que nos iban a denunciar por piratería?, pues llevamos la calavera”, justificó. Durante el recorrido guiado, los visitantes conocieron cada rincón de la peculiar embarcación. Tras un breve paso por la cubierta, donde el fuerte viento y el movimiento del barco complicaron la visita, el público se dirigió a proa donde conoció el área de carga. “Tenemos dos lanchas rápidas para interceptar barcos. Colaboramos con los gobiernos de distintos países como, por ejemplo Liberia o Gabón, que no tienen muchos recursos. Permitimos que suban en ellas sus militares para que aborden los barcos de pesca ilegal porque son ellos los que puedan hacerlo en sus áreas jurisdiccionales”, explicó Reyes.
Posteriormente la visita prosiguió por la sala de material. “Aquí guardamos un compresor y todo el equipo de buceo porque es un material muy necesario en caso de que haya que reparar el barco en alta mar, no podemos llamar a los guardacostas”, apuntó Reyes. A continuación, accedieron a la zona de esparcimiento del barco. “Es la más segura del barco. Cuando hay alerta de oleaje muy fuerte la tripulación se refugia aquí”, explicó el peculiar guía. “Tienen la play station”, destacó uno de los jóvenes visitantes. “Es la sala de juegos”, le confirmó su aita. “Es el espacio donde la tripulación puede distraerse. Tened en cuenta que las campañas son muy duras, de cinco o seis meses, y necesitan distracciones”, argumentó Reyes. Por eso la estancia cuenta con una televisión, sofás y cientos de DVDs y libros.
También expone espectaculares fotografías que retratan su intrépida profesión. “Esta es una imagen de lo que hacemos”, detalló señalando a una imagen del barco chocando entre medias de un ballenero japonés y su buque acompañante. “Siempre van con un barco refrigerante al lado para transportar las ballenas que pescan. Por eso nuestro objetivo es interceptarlos, para que tengan que abandonar su propósito”, indicó. En este sentido, incluso a veces sus acciones llevan a pique a otros barcos. “Esta fotografía es del barco español Vidal. Tras cuatro meses de persecución acabaron hundiéndolo ellos mismos y tuvimos que salvar a su tripulación, que eran africanos que no tenían culpa de nada”, apuntó Reyes. No obstante, también ellos han sufrido pérdidas. “Un barco japonés pasó por encima de un trimarán muy rápido que teníamos”, añadió.
Después, los visitantes pudieron conocer a la tripulación, formada por una veintena de personas de siete nacionalidades distintas con predominio femenino, empezando por la capitana Wyanda Lublink. “Llevo seis en la organización y dos años enrolada en este barco donde el 50% de la tripulación somos mujeres”, confirmó. En este sentido, generalmente, la tripulación cambia cada año debido a la intensidad de las campañas. “Se hace muy duro. En el barco no se puede ni fumar ni beber y la comida es vegana”, añadió. Además, son voluntarios, por lo que no cobran. “En Gabón hemos vivido situaciones complicadas, pero quizás en la Antártida las condiciones climatológicas ha sido lo peor que me ha tocado vivir”, expuso Lublink, holandesa residente en Australia.
Finalmente, alejados de las acciones de riesgo y los abordajes, los más pequeños disfrutaron de la pasión de estos piratas del siglo XXI. “Nos ha gustado mucho, tienen de todo”, señalaron Naia, Adriana y Lucía, de entre 3 y 11 años de edad. “Entonces ¿quién se viene a salvar ballenas?”, cuestionó Reyes ante el entusiasmo de los jóvenes. “Cuando tengáis 18 años nos vemos, ¿vale?”, concluyó.OPERACIONES El Bob Barker también ha participado en campañas de calado. Por ejemplo, el 5 de enero de 2010, se unieron a la campaña antártica de defensa de ballenas 2009-2010 bautizada como Operación Waltzing Matilda. El Bob Barker, barco clase hielo y rápido, partió de Islas Mauricio el 18 de diciembre para unirse a la flota de la sociedad compuesta por el Steve Irwin y el Ady Gil acompañado de un helicóptero, Burnet. La aeronave lleva el nombre Nancy Burnet, como la presidenta de United Activists for Animal Rights. “Estoy encantado de poder ayudar a la Sea Shepherd Conservation Society en su misión de acabar con la destrucción del hábitat y la matanza de la fauna salvaje en los océanos del mundo,“ dijo el presentador filántropo cuando se bautizó el barco con su nombre. “Se habla mucho sobre preservar nuestros ecosistemas y especies, pero solo hay una organización que traduce estas palabras en acción”, indicó.
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