Bilbao- El centro de Bilbao se envolvió ayer por unas horas en un bello manto blanco matutino que hizo las delicias de muchos curiosos que se acercaron a lugares como la plaza Moyúa en busca de la nieve que abundó en cada rincón de la capital vizcaina. No en vano, hacía 33 años que la ciudad no vivía una nevada tan intensa y no fueron pocos los que se acercaron para inmortalizar el momento con su cámara o lanzar un divertido pelotazo blanco a sus amigos o familiares.
Fue el caso de Patricia, una joven portugaluja que acudía a su puesto de trabajo, en una empresa ubicada en el entorno de esta bilbaina plaza, y que no desaprovechó la ocasión para sacarse selfis con la nieve como estético telón de fondo. “Tengo 33 años y solo recuerdo haber visto una nevada tan gorda cuando tenía 4 años y vi nevar en Portugalete, donde recuerdo hacer un enorme muñeco de nieve. Pero hasta hoy, no había visto una tan bonita y hoy lo estoy disfrutando mucho”, se sinceraba.
Conocedora de los problemas existentes en lo que al transporte público se refiere, fue previsora y se informó por las redes sociales de los horarios y retrasos, antes de acudir a su puesto de trabajo. “Tengo compañeros que me han dicho que habían suspendido Bizkaibuses pero al final, no he tardado nada en coger el metro. A pesar de que los paneles no señalaban el horario, apenas he esperado unos cinco minutos en el andén”, explicó.
A pocos metros de la céntrica plaza Moyúa, y en el kiosco que regenta Paco en la calle Ercilla, su dueño relataba que no había sufrido especiales molestias por la nieve caída a la hora de abrir su puesto de venta. a las seis de la mañana.
Eso sí, a medida que avanzó la mañana y la nieve se hizo más dura, tuvo que fajarse con una pala para liberar el entorno de su kiosco de la nieve acumulada. “El problema es ahora porque el hielo que se va quedando duro y hay que retirarlo para que la gente mayor no se resbale”, detallaba mientras se afanaba en esta labor. Otro de los inconvenientes que tuvo que padecer fue la falta de suministro de periódicos, ya que a primera hora apenas se había acercado alguna furgoneta y otras no pudieron llegar a su kiosco a tiempo.
Mirando hacia atrás y haciendo memoria, este veterano vendedor no recordaba una nevada tan intensa como la registrada ayer en Bilbao y en el resto de Bizkaia. “Recuerdo que hace mucho tiempo hubo nevadas intensas, pero hacía años que no hacía una nevada así”, subrayó convencido.
Los hubo también que disfrutaron de una mañana libre debido a que no pudieron acudir a su puesto de trabajo. Fue el caso de Roberto Blas, vecino de la calle Alameda Urkijo, que se acercó a la plaza Bizkaia para jugar con bolas de nieve con sus pequeños.
Para este bilbaino, la jornada de ayer fue algo atípica dado que, al igual que sus compañeros de trabajo, tuvo que renunciar a ir a su empresa, situada en el municipio alavés de Izarra, debido a que el autobús en el cual viajaban tuvo que dar marcha atrás por el cierre de la A-8. “A primera hora de la mañana era imposible salir de Bilbao, así que al final nos hemos tenido que bajar del bus y venir a casa para trabajar con el portátil”, comentaba, mientras sus hijos se lo pasaban de lo lindo con la nieve.
Otra de las danmificadas por el temporal de nieve fue Marisa, empleada de la panadería Enkarterri que tuvo que invertir cerca de una hora en acudir a su puesto de trabajo. De hecho, no pudo ni tan siquiera circular con su coche particular, por el mal estado de la carretera que cada día le lleva desde Zalla a la capital vizcaina y tuvo que ser trasladada por un compañero repartidor de pan en su furgoneta. “Normalmente suelo tardar entre quince y veinte minutos en venir, pero hoy la carretera tenía una capa de nieve de 10 centímetros y el vial está fatal para conducir”, apuntaba.
Pero no todo fueron molestias para los bilbainos que salieron a la calle a disfrutar de una jornada diferente a la rutina habitual. No en vano, Ignacio se divirtió lanzando bolas de nieve a sus hijas, Matxalen y Claudia, en pleno centro de Indautxu. “Yo tenía el día libre y al saber que estaba todo nevado he salido con mis txikis a jugar y a pasarlo bien. Es un día increíble, sobre todo para ellos que no han tenido colegio y se lo están pasando de miedo”, recalcó.
A pesar de que él pudo gozar de un día libre de trabajo, sus compañeros no corrieron la misma suerte y muchos de ellos no pudieron acudir a su puesto laboral. “Han sufrido retrasos por el metro y otros no han podido trabajar porque la A-8 estaba cortada”, concluyó.