Bakio - La tierra sigue dando muestras de inestabilidad en Bizkaia y en la madrugada de ayer le tocó el turno a Bakio, donde la ladera de Birjilanda se desprendió junto al edificio Portugane, en la calle Zarrakoa, aplastando un vehículo y ocasionando daños leves a otro. Por suerte, no hubo que lamentar daños personales, más allá del susto que se llevaron los vecinos. El más afectado fue Imanol Barasorda, propietario del vehículo -un Ford Focus azul- gravemente afectado. “Duermo con tapones y no me he enterado. Me ha avisado un vecino a primera hora de la mañana con una broma, diciéndome que tenía que mover el coche. Me he asomado al balcón y se me ha caído el alma a los pies al verlo sepultado”, relató ayer a DEIA. “Le ha caído de todo: árboles, rocas, tierra...”.
Precisamente, el colmo de la mala suerte se cebó ayer con este vecino de Bakio, de 53 años, que vive en el número 9 del edificio Portugane desde hace quince y veranea allí desde 1972. Y es que justo acababa de sacar el coche del taller. “El día anterior le cambié las pastillas de freno y lo dejé aparcado donde siempre. Es una zona de OTA en verano, pero me gusta dejarlo ahí porque está resguardado del mar y del salitre por el monte”, detalló. Una ubicación estratégica que esta vez ha resultado fatal. “El otro coche que ha sufrido daños leves, un Smart, estaba aparcado encima de la acera. Se ha librado porque estaba a cobijo del edificio”, apuntó Imanol. En este sentido, fue tal la cantidad de tierra que cayó encima de su vehículo que cuando la Policía se desplazó al lugar de los hechos para establecer un perímetro de seguridad, en un primer momento, no pudo identificarlo. “La Ertzaintza no podía ver la matrícula, pero los municipales sabían que era mi coche”, indicó.
Respecto a los posibles daños, Imanol ya se ha puesto en contacto con su seguro. “Me han dicho que reclamarán al consorcio de compensación. En un primer vistazo hemos visto que la luneta trasera está partida y las puertas están abiertas por la presión. Igual lo declaran siniestro total. En cualquier caso, con el dinero que me den no me compro uno igual. Lo tengo desde 2010 pero estaba impecable”, afirmó. Además, lamentó el perjuicio de la situación. “Soy comercial y lo necesito para trabajar. Además, viviendo en Bakio..., es fundamental”, agregó. Por su parte, el Ayuntamiento contactó con un geólogo para realizar una valoración del peligro existente y solicitó a los vecinos que extremen las precauciones. “Es una zona repleta de arbustos, muy arcillosa y con las lluvias...”, describió Imanol. Una zona desprotegida, al contrario que la ladera que da a la parte trasera del edificio. “Ahí hace unos años se hizo una obra importante. Se quitaron árboles, se puso cemento, una malla contra desprendimientos, etc.”, concluyó.