Barakaldo - Al tratar de imaginar cómo será la vida del autor de la novela que uno lee, muy pocas veces se puede visualizar a un ingeniero de Telecomunicaciones que trabaja en la industria aeronáutica que es parte de la cadena de creación de esos gigantescos pájaros que son los aviones y que permiten que la sociedad vaya a un ritmo endiablado. Precisamente, ese es el perfil del barakaldarra Lander Telletxea; este ingeniero ha encontrado en la escritura el contrapunto a una profesión en la que, sin duda, tienen un mayor uso las ciencias matemáticas. “Siempre me ha gustado escribir y, además, me sirve de desconexión, de disfrute después de trabajar”, explica Lander. Precisamente, su carrera como creador literario ha cogido vuelo muy rápido, ya que, con su primera novela, Los mejores años de mi vida, logró el Premio de Literatura LGTBI de Luhu Editorial.

“Me sorprendió un montón llevarme el premio porque era el primer concurso al que me presentaba”, señala Lander. Tras Los Mejores Años de mi Vida, hay siete años de trabajo, de irse a una cafetería después de acabar su labor como ingeniero y empezar a dar rienda suelta a su imaginación. “No soy la misma persona ahora que cuando empecé el libro y eso se nota en el estilo con el que he terminado escribiéndolo”, reconoce este hombre de 34 años que actualmente trabaja en Madrid. La vida da muchas vueltas, es una noria que no para y, por ello, Lander se ha afanado mucho en los trabajos de corrección de la obra. Cambiar detalles, adecuarlos al estilo que ha ido surgiendo con el paso del tiempo para que, así, la historia tenga una armonía que, finalmente, fue reconocida por la editorial Luhu. De ahí ha nacido un relato en el que un joven navega entre dos mares, entre las alegrías y disgustos que le da Pol, su compañero de trabajo y de piso y Sandra, su novia de toda la vida. A todo ello, hay que añadirle la figura de Pablo y la de un padre que con no mucho disimulo trata de saber si su hijo es homosexual. “No es una historia autobiográfica, aunque sí que tiene cosas mías y de todos. Esta puede ser una historia que nos puede ocurrir a cualquiera de nosotros”, indica. Por ese motivo, el protagonista de la novela no tiene nombre, una cuestión que no fue ni mucho menos buscada. “En principio creía que el protagonista debía tener un nombre, pero según iba escribiendo la novela, no se me ocurría ninguno y decidí que no tuviese. Quizá esto haga que el lector se acerque más al protagonista, que se identifique más con él”, reconoce Lander.

No quedó en el cajón Por fortuna, esta historia ha salido publicada pero, en primera instancia, iba a quedarse en un cajón. “Al principio no tenía la idea de publicarla, pero al acabar el libro, decidí que intentaría que me la publicasen”, recuerda. Y lo logró gracias, precisamente, a haber ganado el certamen de la editorial. Fue la llave para abrir esa puerta, tan complicada en ocasiones, la de ver publicada una obra.

“El momento en el que vi mi novela en papel fue muy emocionante. Abrir el libro, tocarlo, ver las páginas... Fue muy bonito”, rememora este joven que, además de trabajar en la creación de aviones, ha viajado mucho, ya que ha estado viviendo en lugares como Canadá, Australia y Reino Unido. Ahora, una vez la obra está ya en el mercado, su objetivo es hacer que esta historia llegue a la mayor cantidad de lectores posible. Mientras todo esto ocurre, Lander continúa con su trabajo en Madrid, una labor muy alejada de las letras, mundo en el que quiere seguir progresando. “Ojalá algún día pueda publicar otra novela”, asegura Lander Telletxea, un escritor de altos vuelos.