El reino de la ilusión
Tras casi dos horas de cabalgata, la lluvia no quitó el protagonismo a los tres Magos de Oriente. Melchor, Gaspar y Baltasar no se cansaron de saludar sonrientes al multitudinario público que aguardaba con frío su llegada
BILBAO se llenó ayer de ilusión gracias a la llegada de los Reyes Magos. A falta de media hora para que empezase la cabalgata de Sus Majestades, el lugar desde donde partió el desfile ya estaba repleto de familias.
La emoción era palpable en los rostros de los más pequeños. Incluso algunas personas esperaban entusiasmadas, móvil en mano, para poder inmortalizar el gran momento. Hacia las 17.30 horas la aglomeración en el Sagrado Corazón, punto de partida de la cabalgata, fue asombrosa. Hasta las balconadas de los hogares estaban repletas. Las luces navideñas ayudaron a que la tarde de ayer fuese, sin duda, la más mágica de todo el año. De hecho, muchos niños aseguran que el día de Reyes es su preferido. Y no por los regalos, sino porque no siempre le vienen a visitar a uno los Magos a la puerta de casa. Es el caso de Naia, que acudió para ver la cabalgata desde Sestao: “Solemos venir a esta cabalgata porque es la más asombrosa de todas. Hay muchas carrozas y mucha animación”, dijo esta sestaotarra de 14 años, sin perder con la adolescencia ni un ápice de ilusión.
La lluvia no fue un impedimento para que Melchor, Gaspar y Baltasar se paseasen por Bilbao saludando a todo aquel que se echó a las aceras. Los bomberos, con dos camiones bien iluminados, fueron los encargados de abrir camino a los Reyes Magos. Tras ellos, la colorida animación callejera de los guardianes de las estrellas, que pusieron ritmo a la cabalgata. Con el público a tono, la música corriendo por sus venas, asomó la sorprendente carroza de la Estrella. Entre los participantes en el desfile más esperados por los asistentes estaban los guardianes del Correo Express, quieres recogieron muchísimas cartas con los pedidos de última hora para después entregárselas a sus Majestades.
Hacia las seis y media de la tarde todos los paraguas de los asistentes se abrieron, pero no consiguieron hacer sombra a la cabalgata. El brillo de los ojos de muchos de los niños y niñas que se aglutinaron en las aceras de la villa, cuando los Reyes Magos paseaban por el centro de la calzada, fue capaz de destellear más que las luces navideñas instaladas en la Gran Vía. Incluso alguna lágrima de emoción se dejó caer entre la multitud. Mikel no pudo contenerse. “No he pedido ningún regalo, solo que mi hermana pequeña se ponga buena. Tiene gripe y quiero jugar con ella”, dijo acongojado este bilbaino de 7 años.
Fue tal la emoción que se vivió ayer en Bilbao que los Reyes Magos sintieron el calor de la concurrencia desde el primer minuto. Izaskun Sánchez, de 9 años, se quedó tranquila tras gritarles con su chorro de voz, tanto a Melchor, como a Gaspar y Baltasar, todos y cada uno de los regalos que había pedido. “Un peluche de 2 metros para que pueda dormir con él”, dijo. En cambio, su aita, Guillermo, no lo tenía muy claro. “No sé si los dos cabrán en la cama”, bromeó. Por el contrario, hubo niños que se atrevieron a no escribir la carta a los Reyes. Marta, una bilbaina de 8 años, confiaba en sus poderes: “Son magos, así que tienen que imaginarse lo que quiero para este año”.
los aitas, más emocionados También hubo quienes prefirieron entregar en mano sus escritos. Muchas amatxus admitieron que estaban más ilusionadas que sus hijos. “Estamos mucho más emocionadas nosotras que los niños, seguro”, dijo una amatxu mientras su hija entregaba la carta a los encargados de la recogida postal. Los minutos iban pasando y la cabalgata estaba llegando a su fin.
El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, y la concejala de Fiestas del Ayuntamiento de Bilbao, Itziar Urtasun, esperaron sonrientes la llegada de los tres Magos de Oriente. Tras recibirlos, los cinco saludaron a todos los que estaban en las inmediaciones del ayuntamiento.
Pocos minutos después se subieron a la balconada del ayuntamiento para volver a saludar a todos los allí presentes. “Niños y niñas de Bilbao, sois los futuros guardianes de la ciudad, cuidadla y amadla”, les pidió Melchor. Gaspar, por su parte, les dijo que tenían que estar orgullosos “de esta gran cuidad”. Y Baltasar no dudó en saludar con su característico acento diciendo: “Kaixo, potxolos y potxolas”. Después, se afanaron en recibir los últimos deseos y cartas de los niños en el salón arábe del ayuntamiento. Bilbao se convirtió en un reino que, sin duda, como cada año, se encarga de llenar la ciudad de magia, color e ilusión.
Más en Bizkaia
-
Del paraguas al abanico: así será el tiempo en Bizkaia esta semana
-
Ideas valientes e impacto local: así será la nueva edición metropolitana de 'The Bay Awards'
-
Buscan personas para una película que se rodará en Bizkaia
-
Empieza la cuenta atrás para el Bilbao BBK Live: este lunes arranca el canje de pulseras