Balmaseda - Es colocarse la boina y caminar por el casco histórico y los versos del soneto con el que León Felipe describió a Balmaseda brotan como por arte de magia de la boca de Arturo Querejeta. Acostumbrado a recitar a los más grandes nombres del siglo de oro sobre el escenario, para quien consideran el más grande del teatro clásico, León Felipe, sin embargo, significa algo más. Es especial porque comparten la unión con la villa. El poeta gestionó durante casi dos años una farmacia, mientras que el padre del actor nació en la localidad y él no pierde la ocasión de volver para reencontrarse con sus familiares. Por iniciativa de su primo Txipu, Arturo Querejeta acaba debutar sobre las tablas o del Klaret Antzokia poniendo voz al incomprendido escritor.
Ya se atrevió con León Felipe, en los años ochenta “en una función sobre los escritores españoles exiliados en México”, pero nunca hasta ahora había actuado en el municipio que trepa por su árbol genealógico. “Hay una especie de rito ancestral” en pisar la antigua iglesia reconvertida en cine y teatro en la plaza de San Juan. Un auditorio “precioso con una sonoridad estupenda”. El abuelo de Arturo Querejeta “me enseñaba a leer fragmentos de la La vida es sueño que me recitaba al salir de la escuela” era funcionario de Correos que residió en Balmaseda. Su padre vino al mundo “en la calle Correría”, pero toda la familia hizo las maletas cuando cambiaron de destino al patriarca.
Arturo , que nació en Logroño, terminó estableciéndose en Madrid. En la obra Celeste no es un color, fue el último compañero de cartel de Lina Morgan antes del fallecimiento de la artista, que se prendó de su talento cuando se presentó en el teatro de La Latina con otro montaje. Además, con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, de la que forma parte desde 1992, ha presentado más de veinte espectáculos, algunos también en el extranjero. Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Shakespeare, los enredos de misterio de Agatha Christie? Nada se le resiste. “A veces piensas que cómo vas a llegar a la gente... Desde ahí arriba lo pillas todo”, describe sobre las reacciones del público y cómo aun con el mismo texto, cuando se baja el telón siente de manera diferente.
En Ganarás la luz Arturo Querejeta se mimetiza con León Felipe. “Un outsider que no pertenecía a escuelas ni camarillas, que fue denostado por el tipo de poesía que escribía. Juan Ramón Jiménez no lo podía ni ver. Enseñó el soneto a Balmaseda a Pío Baroja y no le hizo caso. Es tan personalísimo que no tiene comparación. Desde su Tábara natal, en Zamora, recorrió el mundo y le dio una perspectiva”, repasa.
Aunque “conocía sus andanzas antes y después de su estancia en la villa y he leído sus obras completas, gracias a mi primo Txipu he sabido que tuvo una farmacia”. Llegó en 1916 procedente de Santander, acusado de desfalco, por lo que cumplió pena de cárcel y marchó en 1918. Entre los actos programados para recordar su estancia, se adjudicó su nombre una plaza muy cerca de donde se encontraba aquella botica, se organizó una conferencia con el escritor y diplomático Fernando Schwartz, descendiente suyo, y ha dado nueva vida a sus versos con el pianista Jorge Bedoya y su música “nada convencional” .
Al actor le gustaría reivindicar a León Felipe en más auditorios. Se lo planteará más adelante, porque al bajar del escenario “guardo a los personajes en el camerino”. En Balmaseda se dedica a ser simplemente Arturo, orgulloso de su herencia Querejeta que pasea por las calles donde jugó en su niñez.