Gatika - “La soledad buscada por uno mismo está muy bien, pero cuando es impuesta o por enfermedad es muy dura”. Iñaki Casado, vecino de Gatika de 68 años, lucha cada día por superar los reveses de la vida. Hace unos años sufrió un ictus cerebral en un momento de máximo estrés laboral, cuando dirigía en Madrid su propia empresa de gestión de exportaciones e importaciones. Aquella experiencia le sumió en una profunda depresión que con el paso del tiempo va superando. “Después de darme el ictus pensé en lo peor”, recuerda.
En 2004 se trasladó a Gatika, donde vivían su madre y hermanos. “Cuando llegué aquí estaba muy encorvado. Poco a poco, he ido mejorando. La mano izquierda no la puedo mover pero la pierna izquierda va respondiendo, aunque necesito el apoyo de un bastón. Me llaman Usain Bolt porque tardo media hora de la sala al pasillo”, relata. Atrás quedaron años de experiencias y viajes, como cuando su trabajo como consignatario de buques en el puerto de Bilbao le llevó hasta La Habana. Criado entre Bilbao y Barakaldo, donde su padre desempeñó diversos trabajos en la industria pesada, siempre ha estado ligado a la vida marítima desde tierra. En la casa donde vive, Eleixgane, situada cerca del Ayuntamiento, guarda dos grandes fotografías que reflejan el esplendor marítimo de la ría de Bilbao con gigantescos barcos navegando a la altura del Puente Colgante. “Mi trabajo consistía en ayudar a los buques que llegaban en asuntos de papeleos, aduanas, etc.”, explica.
Sin embargo, en febrero de 2016, volvió a recibir un nuevo revés de la vida. Un pequeño susto -tal y como él dice-, cuando se desplomó en el hogar del jubilado. “No podía caminar. La doctora que tenemos aquí es muy buena y se preocupa mucho por la gente. Se puso en contacto con el Ayuntamiento y ellos me ayudaron. Les debo mucho y estoy muy agradecido”, señala.
El Área de Servicios Sociales del Consistorio gatikarra le proporcionó ayuda. Iñaki vive solo y no podía desenvolverse por sí mismo. “Ahora cuento con la ayuda de Alaitz para las tareas domésticas. Es un encanto de mujer, la quiero con locura. Es muy alegre y para alguien como yo, que vive solo, es muy agradable tener conversación y que te den palique”, apunta Iñaki. Paralelamente, se apuntó al programa Gatikan Alkarregaz, un proyecto de acompañamiento a personas en riesgo de exclusión social en Gatika a través de voluntariado, impulsado por la asociación local Guztiontzat Elkartea, el Ayuntamiento de Gatika y la Diputación Foral de Bizkaia. Así es como conoció a Josu González, miembro de la junta directiva de la asociación, que a sus 64 años, colabora junto a otras ocho personas, de manera altruista, dedicando su tiempo libre a ayudar a otras personas. “Les acompañamos en sus domicilios, salimos de paseo o les ayudamos con gestiones puntuales. También vamos a visitar a las personas de la residencia que están solas”, indica Josu. “Le llamo el Capitán Trueno porque siempre viene a rescatarme”, señala Iñaki, en referencia a esa compañía tan importante que le proporciona. “Pedí una chica joven pero me han traído a este carroza”, bromea.
Se ven todos los miércoles por la tarde y ambos disfrutan de “una buena conversación”. Cuando hace bueno, aprovechan para salir a pasear. “Josu me ha hecho recordar el puerto de Armintza y el de Bilbao”, señala Iñaki. “Le he llevado a Lemoiz, Zierbena, al molino de Aixerrota, etc. Lugares desde donde puede ver barcos y el mar, y recordar los tiempos en los que trabajaba con ellos”, añade Josu.
Por su parte, el Ayuntamiento de Gatika muestra su satisfacción por la implantación de esta iniciativa. “Hay personas que piensan que no puede haber gente que de manera voluntaria y totalmente altruista donen su tiempo para el bien de una comunidad. Queremos animar a esas personas a que abran sus puertas y conozcan a gente como Josu, porque es el mejor ejemplo para conocer esta realidad. Es un verdadero honor que en los tiempos que corren tengamos en Gatika personas con tan gran corazón”, concluye la concejala de Servicios Sociales de Gatika, Onintze Amezaga.